Hace 60 años, el rabino Abraham Joshua Heschel llamó a «declarar un estado de emergencia moral porque en una sociedad libre todos somos responsables”. La indiferencia al mal es más insidiosa que el mal mismo; es más universal, más contagioso, más peligroso.
Por: Peter Geffen / “Derek Chauvin asesinó a George Floyd, pero yo soy responsable”. Hace sesenta años, el rabino Abraham Joshua Heschel señaló la realidad de nuestra situación moral en ese momento. Sus palabras suenan más verdaderas que nunca: «En una sociedad libre, algunos son culpables, todos son responsables».
“No maté a George Floyd, como lo hizo el policía de Minneapolis. No prendí fuego a esos edificios o ese coche de policía, lo hicieron los terroristas urbanos. No saqueé y robé de ese Target y Supermercado, lo hicieron los alborotadores anónimos. Sí, algunos son culpables, (pero) todos son responsables».
Una vez se le preguntó al Dr. King sobre poner en peligro la vida de los «espectadores inocentes» cuando dirigió una marcha que sabía que encontraría violencia, como en Selma. Su respuesta fue bastante simple y directa: «el término es un oxímoron, porque si eres un espectador, no puedes ser inocente».
El rabino Heschel, amigo de King y socio cercano en el liderazgo del movimiento contra la guerra en Vietnam, entendió la naturaleza insidiosa del mal. “Hay un mal que la mayoría de nosotros toleramos e incluso somos culpables: la indiferencia al mal.
LO MÁS PELIGROSO
Seguimos siendo neutrales, imparciales y no fácilmente movidos por los errores cometidos por otras personas. La indiferencia al mal es más insidiosa que el mal mismo; Es más universal, más contagioso, más peligroso. Una justificación silenciosa, hace posible que un mal estalle como una excepción convirtiéndose en la regla y siendo a su vez aceptado».
Estamos ante un momento en Estados Unidos que determinará el futuro de nuestro país y posiblemente del mundo entero. Hemos hecho exactamente lo que Heschel predijo y nuestro silencio, nuestra pasividad no tan bien intencionada ahora ha permitido que un mal dominante estalle a nuestro alrededor y comience a consumirnos en su fuego, tanto literal como figurativamente.
El momento de este momento no puede ser más conmovedor o cargado de ironía. Expuestos a un virus que asola el mundo entero, ahora nos enfrentamos a una enfermedad mucho más contagiosa y mortal: el racismo. Y una vez más no estamos preparados. Las máscaras que llevamos muchos años no nos protegen de la verdad. Como dijo Heschel: “Hace cien (más de cincuenta) años se proclamó la emancipación. Es hora de que el hombre blanco se esfuerce por la autoemancipación, se libere de la intolerancia, deje de ser un esclavo del desprecio total, un receptor pasivo de calumnias».
Heschel entendió el poder insidioso del autoengaño. Todos lo experimentamos. Todos confiamos en nuestra capacidad inherente de comportarnos moralmente con todos y en nuestra negativa constante a causar daño a los demás. Somos buenas personas ¿Por qué deberíamos ser culpables de uno o 100 actos de injusticia por motivos raciales? Una vez más, Heschel nos detiene en seco: “Que la igualdad es algo bueno, un buen objetivo, puede ser generalmente aceptado. Lo que falta es un sentido de la monstruosidad de la desigualdad ”.
EL QUE NO PROTESTA
El Dr. King entendió esta misma tentación insidiosa: “El que acepta pasivamente el mal está tan involucrado en él como el que ayuda a perpetrarlo. El que acepta el mal sin protestar contra él, realmente está cooperando con él ”. Continuó: «La historia tendrá que registrar que la mayor tragedia de este período de transición social no fue el clamor estridente de la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena».
Hace casi 57 años, (16 de junio de 1963) Heschel envió el siguiente telegrama al presidente John F. Kennedy en respuesta a una invitación de JFK para asistir a una reunión de líderes religiosos en la Casa Blanca para discutir las crecientes tensiones raciales en el país:
“Espero tener el privilegio de estar presente en la reunión de mañana. Existe la probabilidad de que el problema de los negros sea como el clima. Todos hablan de eso, pero nadie hace nada al respecto. Exíjale a los líderes religiosos participación personal, no solo una declaración solemne. Perdemos el derecho de adorar a Dios mientras sigamos humillando a los negros. La sinagoga de la iglesia ha fallado. Deben arrepentirse”.
UN PLAN MARSHALL
“Pídales a los líderes religiosos que llamen al arrepentimiento nacional y al sacrificio personal. Deje que los líderes religiosos donen el salario de un mes para financiar la vivienda y la educación de los negros. Propongo que usted, señor presidente, declare el estado de emergencia moral. Un plan Marshall de ayuda a los negros se está convirtiendo en una necesidad. La hora exige grandeza moral y audacia espiritual.”
Una vez más, la historia nos ha alcanzado. No podemos escapar Cada uno de nosotros debe entrar en nuestros propios corazones y decidir de qué lado estamos, ya no hay un punto medio. Nuestro país no sanará hasta que escuchemos a nuestros conciudadanos negros y marrones que sido constantemente excluidos del progreso han y la prosperidad que aclamamos como el derecho de nacimiento de nuestra nación. Finalmente debemos mirar dentro de nuestros espejos privados y colectivos y confrontar lo que hemos hecho. Hemos construido nuestro éxito a expensas de otros seres humanos.
Hemos permitido que los niños negros pequeños beban agua contaminada para que nuestras corporaciones puedan ahorrar dinero para sus accionistas. Hemos llenado nuestros estantes con comida más allá de nuestras necesidades, mientras que esos mismos niños se acuestan con hambre cada noche en una ciudad tras otra. Hemos dado instrucciones a nuestra policía para que detenga y cachee a nuestros conciudadanos afroamericanos solo porque su piel es oscura. Hemos forzado a una generación de hombres y mujeres de piel oscura «exitosos» a instruir a sus hijos a que pongan sus manos en el tablero si se los detiene por una infracción de tráfico por temor a que les disparen. ¿Qué ha sido de nosotros?
(*) Peter A. Geffen es fundador y presidente de The KIVUNIM Institute – Building World Consciousness, y fundador de The Abraham Joshua Heschel School en Nueva York.
Urgencia de renovar a américa en las palabras inmortales de abraham lincoln
Heschel: “Era del egoísmo y la avaricia debe llegar a su fin”
El 9 de abril de 1968, Mickey Shur y yo, dos trabajadores de derechos civiles en nuestros primeros 20 años marchamos por las calles de Atlanta detrás del ataúd del Dr. Martin Luther King, jr. Más temprano esa mañana nos habían asignado llevar una de las mulas para el tren de mulas que llevaba el cuerpo del Dr. King desde la Iglesia Bautista Ebenezer al Colegio Morehouse y a su primer lugar de entierro. Caminamos junto a nuestro maestro, el rabino Abraham Joshua Heschel y luego al aspirante presidencial, Robert F. Kennedy. Aturdido por el asesinato de King y aterrorizado de lo que significaría para el futuro, le pregunté: «Rabino Heschel, ¿qué debemos hacer ahora?» Siguió caminando y se volvió y dijo simplemente: «Debes enseñar a los niños, debes enseñarles un judaísmo que pueda rehacer el mundo».
Nuestro trabajo ahora, todos nosotros de todas las religiones y sistemas de creencias en este país, debemos demostrarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos que podemos rehacer el mundo en una realidad mejor, proporcionando, cuidando y compartiendo de manera más equitativa con todos. La era del egoísmo y la avaricia finalmente debe llegar a su fin y permitir que un espíritu de compasión y empatía entre en nuestros corazones y llene nuestros hogares, nuestras calles, nuestras escuelas, nuestros lugares de trabajo y nuestras casas de culto y nuestra política y líderes políticos con un nuevo espíritu.
Debemos renovar América en el espíritu de las palabras inmortales de Abraham Lincoln «que aquí decidimos que estos muertos no habrán muerto en vano, que esta nación, bajo Dios, tendrá un nuevo nacimiento de libertad» y que el gobierno del pueblo, por el pueblo, porque el pueblo no perecerá de la tierra «.
