Washington había advertido de “consecuencias” si persistían ataques en mar Rojo
Estados Unidos y Reino Unido lanzaron ataques aéreos contra objetivos de los rebeldes hutíes en Yemen, intensificando el conflicto con el grupo que responde a Irán en respuesta a una serie de ataques que han interrumpido la navegación comercial en el mar Rojo.
El episodio fue confirmado por el presidente Joe Biden momentos más tarde e informó que la maniobra “exitosa” contó con el respaldo de diez países y que es una muestra de que no se “tolerarán” más ofensivas de los rebeldes.
“Estos ataques selectivos son un mensaje claro de que Estados Unidos y nuestros socios no tolerarán ataques contra nuestro personal ni permitirán que actores hostiles pongan en peligro la libertad de navegación en una de las rutas comerciales más críticas del mundo. No dudaré en ordenar medidas adicionales para proteger a nuestra gente y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario”, agregó el mandatario en un comunicado.
La medida fue justificada también a través de un comunicado conjunto de los gobiernos de Australia, Baréin, Canadá, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Reino Unido y Estados Unidos.
“Nuestro objetivo sigue siendo desescalar las tensiones y restaurar la estabilidad en el Mar Rojo, pero que nuestro mensaje sea claro: no dudaremos en defender vidas y proteger la libre circulación del comercio en una de las vías acuáticas más críticas del mundo ante las amenazas continuas”, señala el texto.
Los bombardeos aéreos estaban destinados a golpear en una fuente de los ataques del grupo militante y se produjo después de que la administración Biden advirtió que habría consecuencias para el lanzamiento de aviones no tripulados y misiles anti-buque que habían apuntado a los buques en la vía navegable comercial vital. Aun así, las medidas adoptadas tuvieron un alcance limitado, lo que refleja la reticencia a ampliar el conflicto.
Tuvieron lugar horas después de que el secretario de Estado, Antony Blinken, concluyera un viaje multinacional por Oriente Próximo que tenía como objetivo, en parte, conseguir apoyos para una acción más agresiva contra los hutíes, ya que insistió en que “tendrá que haber consecuencias” si persistían los ataques en el mar.