La prevención secundaria tras un primer ictus leve es también crucial
Casi el 9% de las personas que sufren un primer ictus leve, sin secuelas iniciales, padecerán un segundo episodio antes de tres meses. Este dato, anteriormente desconocido, proviene de una revisión sistemática y un metaanálisis liderados por investigadores de la Universidad de Melbourne, basados en la evidencia científica de 14 estudios realizados entre 2000 y 2021, que incluyeron a 45,462 pacientes. Los resultados se han publicado en el Journal of the American Heart Association.
Entre los estudios analizados, destaca uno realizado por el Servicio de Neurología del Hospital del Mar de Barcelona y publicado en Stroke en 2008. La clave para alcanzar estos resultados ha sido no diferenciar entre pacientes con ictus grave y leve, y realizar un estudio completo y rápido de la causa en ambos casos para indicar la terapia más adecuada y seguir con un seguimiento exhaustivo.
El investigador principal ha explicado que «a pesar de que los síntomas sean leves, es crucial ingresar a los pacientes en el centro. La estrategia de ingreso y seguimiento beneficia a aquellos que podrían sufrir un segundo ictus, el cual podría tener secuelas graves». Aunque el segundo ictus no necesariamente será discapacitante, sí puede ser más severo que el primero.
El uso de nuevas terapias y la intervención temprana en casos de estenosis carotídea (bloqueo de las arterias carótidas) han ayudado a reducir el porcentaje de pacientes que sufren un segundo ictus. Anteriormente, las intervenciones se realizaban dentro de un plazo de 3-4 meses; ahora, el objetivo es operar antes de 15 días para minimizar el riesgo de recurrencia de manera más eficiente.
La prevención secundaria tras un primer ictus leve es también crucial. A pesar del impacto de haber sufrido un ictus, no todos los pacientes siguen eficazmente la terapia prescrita, controlan sus factores de riesgo (como la hipertensión) o adoptan los cambios en el estilo de vida recomendados.
Otro hallazgo significativo del metaanálisis es que variables como edad, hipertensión, diabetes o enfermedades cardíacas no mostraron relación con el riesgo de recurrencia. El estudio resalta la importancia del ictus leve, que hasta ahora ha sido poco estudiado, y evalúa si la atención a estos pacientes ha mejorado en las últimas dos décadas.
En Barcelona, el «Código Ictus» se activa tanto para ictus leves como graves, evitando recurrencias inmediatas. Un estudio publicado en Stroke en 2012 ya había alertado sobre la gravedad del ictus leve, destacando la necesidad de diagnósticos y tratamientos rápidos para mejorar los resultados en salud y reducir la recurrencia.
En España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), se producen entre 110,000 y 120,000 nuevos casos de ictus cada año. En 2022, más de 24,000 personas fallecieron por ictus y más de 34,000 desarrollaron una discapacidad. El ictus es la principal causa de discapacidad en España, con más de 360,000 personas afectadas, y es la segunda causa de muerte en mujeres y la tercera en ambos sexos después de la COVID-19.
A pesar de estos datos alarmantes, solo el 50% de la población en España sabe reconocer los síntomas de un ictus, y el «Código Ictus» se activa en aproximadamente el 40% de los casos que se atienden en los hospitales.
