Por Martín Valdivia Rodríguez
Luego de la trágica muerte de Alan García, el futuro del Apra refleja más oscuridad que luces. Si bien vimos a un pueblo aprista cohesionado frente al líder fenecido, lo cierto es que los cuadros apristas no cuentan – al menos por el momento – con un conductor tan lúcido y carismático como García, verdadero animal político muy difícil de reemplazar. Y es que el extinto ex presidente lo copaba todo: militantes, cuadros políticos, dirigentes, amistades y enemistades, virtudes y defectos. Alan era el Apra y el Apara era Alan. Su sola presencia era motivo de culto para la masa aprista, más allá de algunas voces que reclamaban su alejamiento de los cuadros políticos de Alfonso Ugarte.
Muerto el líder, qué le queda a la dirigencia aprista… la verdad es que muy poco. Hurgando y hurgando no hay mucho material que escoger. Aparte de la vieja guardia aprista que se niega a desaparecer, los nuevos cuadros son prácticamente inexistentes o, al menos, no destacan como debieran. El gigantesco sol que significaba Alan al interior del Apra, logró opacar por décadas a nuevos dirigentes que puedan siquiera evocar en algo la figura de Alan. No diremos que no existen nuevos cuadros, pero valgan verdades éstos no representan mayor interés por lo deslucida de sus apariciones.
Ciertamente opciones para el 2021 hay muy pocas, pese a la cohesión que pudo haber provocado el suicidio de Alan. El viejo partido deberá reconstituirse luego de este remezón y trabajar con seriedad casi espartana para llegar con alguna opción el 2026. Para ese entonces, imaginamos, el Apra podrá contar con un nutrido abanico de nuevos dirigentes que enrumben con claridad y liderazgo hacia su segundo centenario
Con ello, la generación de los Mulder, del Castillo, Quezadas y otros pasaran a los cuarteles de invierno para dar paso a la sangre nueva que tanto necesita el partido de los pañuelos blancos. Alguien hablaba incluso de la opción partidaria del hijo mayor del ex presidente, Alan Raúl, quien para esos años ya gozará de la edad necesaria para postular a la presidencia de la República. Sin embargo, según parientes y amigos cercanos al joven hijo de García, ser político no sería precisamente una de las mayores preocupaciones de Alan Raúl.
Le queda al Apra entonces levantarse pronto de sus cenizas y tener a su ex líder como un icono para encontrar respuestas a sus inquietudes. En todo caso, solo el tiempo dirá como será el Apra post García. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.