El deshielo y el cambio de hábitat exponen a los osos polares a virus, bacterias y parásitos desconocidos, aumentando su vulnerabilidad en el Ártico.
La acelerada transformación del Ártico debido al calentamiento global está provocando efectos adversos en la salud de los osos polares, quienes ahora enfrentan amenazas invisibles que van más allá de la pérdida de su hábitat natural. Según recientes estudios publicados en la revista PLOS ONE, el cambio climático está exponiendo a estos grandes depredadores árticos a patógenos como virus, bacterias y parásitos que antes no habitaban su entorno, aumentando su riesgo de enfermedades.
Investigaciones de expertos señalan que el Ártico se calienta a una velocidad cuatro veces superior a la media global, según The Washington Post. Esta situación está generando un ambiente más propicio para la proliferación de microbios y parásitos, anteriormente incapaces de sobrevivir en este entorno. A medida que el hielo marino retrocede más temprano y tarda en formarse nuevamente, los osos se ven obligados a pasar más tiempo en tierra, lo que los acerca a fuentes de alimento no tradicionales y, en ocasiones, contaminadas, como la basura humana.
Además del cambio en sus hábitos alimenticios, el deshielo del suelo y el permafrost podría estar liberando microorganismos atrapados durante siglos, incluso bacterias letales como el ántrax. Aunque aún no se han determinado los efectos específicos en la salud de los osos, científicos alertan que la creciente exposición a estos patógenos es una señal de advertencia sobre el impacto del cambio climático en el equilibrio natural del Ártico. De acuerdo con la BBC, los osos polares, adaptados a un entorno hostil, podrían ver comprometida su resistencia ante el aumento de parásitos y virus en la región.
Lee también:
Sentenciados en libertad impulsan limpieza y conservación en áreas naturales de Perú
Entre 2008 y 2017, un equipo de científicos recolectó muestras de sangre y heces de 232 osos polares en el mar de Chukchi, entre Alaska y Rusia. Las muestras revelaron un alarmante incremento en la exposición de los osos a ciertos patógenos, como el parásito Neospora caninum, que pasó de un 14% en muestras antiguas a un 65% en las actuales, y el Toxoplasma gondii, de un 2,2% a un 14,1%, de acuerdo con el Smithsonian Magazine.
Los expertos concluyen que los osos polares adquieren estos patógenos de sus presas habituales, como focas y morsas, que también sufren el impacto de los cambios ambientales en el Ártico. Este descubrimiento refleja los múltiples riesgos que enfrenta la fauna ártica en un entorno cada vez más vulnerable y modificado por el cambio climático.