Las autoridades locales nuevamente han vetado la realización del desfile en Seoul Plaza, por segundo año consecutivo
A pesar de la prohibición de las autoridades en los lugares más emblemáticos de la ciudad, este sábado en Seúl, decenas de miles de surcoreanos celebraron el Día del Orgullo LGTBI.
A pesar de ser la cuarta economía más grande de Asia, Corea del Sur aún no ha legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, una situación que ha generado crecientes demandas por parte de activistas y defensores de los derechos LGTBI. Además del reconocimiento del matrimonio igualitario, también se están reclamando leyes para prohibir la discriminación basada en la orientación sexual en el país.
Este año marca el 25º aniversario del Desfile del Orgullo de Seúl, uno de los eventos más grandes de Asia. Frente al ayuntamiento, donde suelen hacerse las grandes celebraciones, las autoridades locales prohibieron nuevamente que el desfile se celebre en Seoul Plaza, por segundo año consecutivo.
Las autoridades justificaron la prohibición por un problema de agenda, aunque el alcalde conservador de Seúl, Oh Se-hoon, asegura que «personalmente no puede estar de acuerdo con la homosexualidad».
El centro de la ciudad se encontraba abarrotado de miles de personas que, luciendo vistosos disfraces y maquillajes adornados con los colores del arcoíris, creaban un espectáculo visual deslumbrante y lleno de alegría.
Na Joo-youn, participante entrevistada por la AFP, compartió su opinión sobre la decisión de las autoridades de prohibir el uso de ciertos equipamientos municipales, calificándola como «absurda». Sin embargo, resaltó que esta medida no afecta el orgullo que sien+ten las personas LGTBI.
«Soy abiertamente ‘queer’, lo que significa que a menudo tengo que luchar por lo que creo, lo que a veces hace que sea difícil vivir como yo misma».
En Corea del Sur, el cristianismo cuenta con una significativa presencia, representando casi una cuarta parte de los 52 millones de habitantes del país. Las iglesias continúan ejerciendo una influencia política considerable, particularmente entre los legisladores, quienes a menudo están vinculados estrechamente con estas instituciones religiosas.
«No sería una exageración decir que los derechos humanos de las minorías sexuales en la sociedad surcoreana están retrocediendo en lugar de cumplir con los estándares globales», comentó Hyeonju, uno de los organizadores.
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