Por: Iván Torres la Torre
Considero ilegal, el ataque militar de los Estados Unidos y sus aliados al territorio sirio, desde el punto de vista estrictamente jurídico del derecho internacional, en la medida que, analizar la coyuntura en su totalidad es sumamente complejo por los múltiples factores que agravan la problemática en Siria, por ello recurro al derecho para sustentar mi afirmación, en base al siguiente análisis legal.
En primer lugar, Estados Unidos, requería para iniciar su ataque militar en Siria, la aprobación del parlamento norteamericano, que en este caso ni siquiera fue consultado. En segundo lugar, no contó con la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por cuanto las normas internacionales exigen que, cuando se trata de armas químicas o biológicas, previamente a la intervención militar, una misión internacional debe verificar y presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU, las pruebas de la existencia y uso de estas armas para sustentar la aprobación del ataque.
En este contexto, el ataque militar se inició sin demostrar fehacientemente que el gobierno sirio hizo uso de las armas químicas. Esta situación nos lleva a formular las siguientes interrogantes: ¿Existen las pruebas que vinculen al gobierno sirio con el ataque a DUMA? ¿Se conoce dónde y cuándo específicamente el gobierno de Siria usó armas biológicas? Estas preguntas surgen por cuanto, en siete años de guerra interna en Siria, el gobierno ha sido capaz de combatir al grupo terrorista ISIS con el uso de armas convencionales, logrando prácticamente desplazarlo sin necesidad de emplear armas químicas o biológicas.
Por otro lado, Rusia se había comprometido ante el Consejo de Seguridad de la ONU a ser una suerte de garante para aplicar en Siria programas de restricciones para el uso de armamento biológico o químico, situación que no se cumplió en la medida que Siria, aparentemente, habría utilizado armas biológicas contra los terroristas del Estado Islámico.
De otro extremo, definitivamente es real que Siria cuenta con armas químicas, sin embargo, debe tenerse en cuenta que Siria tiene este contingente de armamento, en la medida que requiere de alguna manera ser disuasivo frente a Israel (uno de sus grandes enemigos) que cuenta con armamento nuclear y que amenaza a la región de medio oriente, más aún con objetivos contra Siria y Líbano, que resultan altamente atractivos por ser mediterráneos.
Frente a esta compleja coyuntura, finalmente, el papel de Rusia genera expectativa, aunque no creo que reaccione militarmente frente a los intereses norteamericanos, en la medida que Donald Trump ha declarado que no volverá a atacar, habiendo advertido también que la sobrepoblación militar en el mediterráneo cerca a Siria se irá retirando. Rusia, por su parte, hábilmente mantiene su hegemonía en Siria y todo esto no resultó ser más que una bravata criminal del presidente norteamericano Donald Trump. Hasta la próxima semana.