Los árboles de aguacate son plantas muy sedientas,
La creciente demanda de aguacates en Europa y América del Norte ha impulsado una notable expansión de su producción mundial, triplicándola en poco más de 20 años. Sin embargo, esta popular fruta se ha vuelto cada vez más controvertida debido a los significativos impactos ambientales derivados de su cultivo y distribución a nivel global.
Los problemas asociados con los aguacates no están relacionados con la fruta en sí, que puede ser parte de una dieta saludable y sostenible, sino con las prácticas de producción que a menudo son perjudiciales para el medio ambiente. Los aguacates, originarios de América Central y del Sur, prosperan en climas cálidos y templados. Aunque existen numerosas variedades, la más conocida es la Hass, cuyo origen se remonta a un solo árbol plantado hace casi 100 años.
El aumento de la popularidad del aguacate en las últimas décadas se debe en parte a su comercialización como un «superalimento». Aunque algunas afirmaciones sobre sus beneficios para la salud pueden ser exageradas, es innegable que los aguacates son una buena fuente de vitaminas, minerales y grasas no saturadas, contribuyendo a su textura cremosa.
Uno de los principales problemas es el uso intensivo de fertilizantes y combustibles fósiles en las plantaciones de aguacate, lo que contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los aguacates tienen rendimientos de cosecha menores en comparación con muchos otros cultivos, resultando en una mayor huella de carbono por kilogramo de fruta. En promedio, la huella de carbono de los aguacates es de aproximadamente 2,5 kg de CO₂ equivalente (CO₂e) por kilogramo, más del doble que la de los plátanos (0,9 kg de CO₂e por kg) y más de cinco veces mayor que la de las manzanas (0,4 kg de CO₂e por kg).
A pesar de estas cifras, la huella de carbono de los aguacates es menor en comparación con la mayoría de los productos de origen animal. Por ejemplo, un kilogramo de huevos tiene una huella de carbono de 4,6 kg de CO₂e, el pollo 9,8 kg de CO₂e, y la carne de vacuno 85 kg de CO₂e en promedio.
Para quienes viven fuera de América, las largas distancias recorridas por los aguacates no son tan significativas en términos de emisiones de carbono, ya que la mayoría se transporta por barco. El transporte marítimo produce solo 0,2 kg de CO₂e por kilogramo de aguacate, lo que es mucho menos que la huella de carbono del cultivo. Sin embargo, la excesiva dependencia del transporte marítimo crea un sistema alimentario vulnerable a interrupciones logísticas, como bloqueos en canales cruciales.
Los árboles de aguacate son plantas muy sedientas, requiriendo alrededor de 1.000 litros de agua por kilogramo de fruta. Esta demanda hídrica es mayor que la de la mayoría de las frutas y verduras, y se agrava en regiones con estrés hídrico, como México, el mayor productor de aguacate del mundo. El riego intensivo para las plantaciones de aguacate puede comprometer el acceso al agua para la población local, un problema que podría empeorar con el cambio climático.
Tradicionalmente, los aguacates se cultivaban en parcelas mixtas, pero el aumento de la demanda ha llevado a la expansión de monocultivos, que son más vulnerables a plagas y enfermedades y requieren mayores cantidades de pesticidas y fertilizantes. En algunas regiones, como Michoacán en México, la deforestación para nuevas plantaciones de aguacate es alarmante, afectando gravemente la biodiversidad y amenazando a especies en peligro de extinción.
Aunque el comercio de aguacates puede proporcionar ingresos a los agricultores locales, estos también sufren los problemas ambientales y sociales derivados de su producción. En algunas regiones, la producción de aguacate está vinculada a la violencia del crimen organizado y abusos de derechos humanos.
No hay respuestas fáciles para resolver estos problemas. Buscar aguacates de comercio justo u orgánicos puede mitigar algunos impactos, pero los procesos de certificación no son perfectos y a menudo son inasequibles para pequeños agricultores. Los consumidores pueden contribuir reduciendo su demanda de aguacates y considerándolos un lujo ocasional en lugar de un alimento básico. Al optar por variedades alternativas y apoyar prácticas agrícolas sostenibles, podemos ayudar a reducir el impacto ambiental y social de esta popular fruta.