Durante una misa en Bruselas, el Sumo Pontífice instó a los obispos a no encubrir a los abusadores y a someterlos a juicio.
El Papa Francisco lanzó un contundente mensaje durante una misa en el estadio Rey Balduino de Bruselas, ante más de 30,000 personas, en el que urgió a los obispos de la Iglesia Católica a no encubrir los casos de abusos sexuales cometidos dentro de la institución. «El mal no puede ser ocultado, debe ser sacado a la luz», expresó, generando el aplauso de los asistentes.
El Papa compartió sus reflexiones tras haberse reunido previamente con víctimas de abuso sexual en Bruselas, una experiencia que describió como desgarradora. «Sentí el sufrimiento de quienes han sido abusados», afirmó, y reiteró que en la Iglesia «no hay lugar para el abuso, ni para quienes lo encubren». Durante su homilía, el Pontífice hizo un llamado directo a los líderes eclesiásticos: «Pido a todos, especialmente a los obispos, que no encubran los abusos y que juzguen a los responsables».
Este discurso tiene especial resonancia en Bélgica, un país que ha enfrentado una oleada de denuncias contra miembros de la Iglesia por abusos a menores. En este contexto, Francisco subrayó la importancia de enfrentar estos crímenes con firmeza y valentía. «El maltratador debe ser juzgado, sea laico, sacerdote u obispo», enfatizó el Papa, mostrando su compromiso con una política de transparencia y justicia.
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El evento contó con la asistencia de los reyes Felipe y Matilde, así como de miembros de la familia real belga. En su discurso, Francisco también condenó el egoísmo y la indiferencia social hacia los más vulnerables, en particular hacia los inmigrantes y los pobres. «El clamor de los pobres no puede ser ignorado, ni silenciado», señaló, y criticó la falta de compasión en un mundo dominado por el interés económico.
En un gesto de cercanía, Francisco recorrió el estadio en su papamóvil, saludando a los fieles, entre los que se encontraban miles de jóvenes de diversas nacionalidades, destacando la multiculturalidad de Bruselas. El Papa concluyó su mensaje con un llamado a la unidad y al rechazo del abuso en todas sus formas, reafirmando que la Iglesia debe ser un lugar seguro para todos.