Por Angella Lowy
Las palabras nos pueden elevar al cielo o enviarnos al mismísimo infierno; así de poderosas son. Por eso es importante, saber qué decir y utilizar mensajes positivos cuando queremos comunicarnos asertivamente; porque bastará una frase mal dicha para causar dolor sin ser nuestra intención; especialmente en los más pequeños que como esponjitas observan, escuchan y aprenden de los adultos a ser empáticos o tóxicos al momento de comunicarse.
La empatía juega un rol importante al momento de utilizar las palabras de forma asertiva. Las personas empáticas logran un efecto gratificante en la gente a través del uso de frases positivas, consiguiendo con ello, conectarse emocionalmente con quienes lo rodean; lo que le hará ser querido y admirado; y, es que nadie puede resistirse a la energía arrolladora que se desprende de los que se valen del poder que tienen las palabras para hacer sentir bien a los demás.
La artista estadounidense Florence Scovel nos dice que el hombre tiene el poder de cambiar una condición desfavorable agitando la varita mágica de sus palabras. Dicho de otro, se refiere a que los seres humanos somos capaces de superar la adversidad manteniendo una actitud positiva a través de mensajes automotivadores como: ¡Yo soy más fuerte que mis problemas! ¡Rendirme no es una opción! ¡Aprenderé de mis errores!… y otras similares, a fin de causar un impacto positivo en nosotros y lograr revertir aquel suceso desafortunado que nos tocó vivir.
Las palabras tienen tal poder que al igual que las medicinas son capaces de curarnos; pero también tienen su lado negativo cuando las utilizamos de manera incorrecta. Son como puñales y lastiman el autoestima, por ejemplo, de nuestros hijos al decirles frases degradantes: ¡Eres un inútil, nunca haces las cosas bien! ¡Cállate, de todo te quejas! ¡Siempre trayendo problemas!… haciéndoles sentir que no son capaces de hacer algo bien.
Los mensajes tóxicos que emitimos, pueden ser tan devastadores, especialmente en aquellas personas con baja autoestima, que optan como única escapatoria, terminar con sus vidas. Han acumulado desde la infancia en su subconciente, frases negativas que los han llevado a una depresión no diagnosticada. Esta se exacerba al entrar en la adolescencia y más aún si han sido víctimas de bullying. De ahí la importancia de utilizar las palabras con amor, para no causar un daño irreparable.
Un libro que habla sobre el poder que tienen las palabras en nuestra mente es “La ley de la atracción” del Dr. Camilo Cruz. Él nos señala que podemos conseguir lo que queramos en la vida si enfocamos nuestro pensamiento en aquello que deseamos de forma constante. Es un best seller infaltable en casa y que debemos leer.
En conclusión, las palabras tienen el poder que nosotros le atribuyamos. Lo correcto es utilizarlas sabiamente, porque con ellas podemos hacer de este mundo un lugar mejor en donde vivir y alegrar la existencia de la gente que nos rodea y por supuesto, de nuestros seres queridos con palabras que los hagan sentirse especiales y les demuestren que realmente nos importan.