Entrevista a exministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Por: Pablo Carranza
En declaraciones al diario La Razón, el exministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Rodríguez Mackay alertó que por culpa de la Cancillería “se ha creado un cuello de botella”, dado que la fecha de vencimiento del Permiso Temporal de Permanencia (PTP) fue el pasado 10 de noviembre y solamente el 10% de los migrantes venezolanos lo tienen.
Además, dijo que “la migración supone un núcleo de derechos que hay que conservar” y que “no se puede estar maltratando de esa manera a la a la gente que se moviliza”.
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– ¿Considera acertada la política que está promoviendo el gobierno de expulsar a los venezolanos que no tengan el PTP, tomando en cuenta que en países como Chile, Colombia y Ecuador también pasan por situaciones parecidas?
Creo que se está presentando una suerte de ansiada tierra prometida para los venezolanos. Están buscando y pasan mil peripecias hacia la tierra prometida. Esto no puede pasar. Es verdad que la migración venezolana en diversas partes de la subregión y del mundo es la consecuencia de un régimen nefasto como el de Nicolás Maduro, pero también es una migración espontánea, y conocida por todos los países. Esta situación es muy complicada porque las políticas migratorias no deben adoptarse reactivamente, sino pensando qué es lo que se espera de ellas. Es el caso peruano, se dictó una medida hace seis meses para que venciera el 11 de noviembre y luego de ello van a empezar a haber detenciones, redadas, batidas y el Estado peruano tendrá que proceder a las deportaciones. La pregunta es: ¿estamos en capacidad de hacerlo cuando sabemos que el permiso temporal de permanencia lo tienen solamente el 10% de los venezolanos que están en el Perú, que ya son casi 2 millones? O sea, hay que tener mucho cuidado con las medidas para aplicarlas o no se dictan, porque si no el Estado se debilita.
– Ahora, ¿la ONU o la OEA deberían poner más énfasis en ayudar a los Estados en ese sentido?
La migración es un fenómeno internacional que la ONU ya ha considerado como una amenaza internacional, pero no es una amenaza para las personas que se movilizan, sino por lo que va sucediendo en el camino, por su vulnerabilidad. Ahora, es verdad que la OEA, la ONU y otras organizaciones pueden coadyuvar y hay que hacerlo bajo el principio de solidaridad internacional. Pero, los estados de manera unilateral deben dictar sus propias medidas para que este fenómeno migratorio sea lo menos impactante y sea lo más atenuado posible. Recordemos que las medidas migratorias las adoptan los Estados sin tener que consultar a nadie. Las medidas migratorias son medidas soberanas y los estados no tienen por qué consultar a organizaciones y a nadie para adoptarlas. Por tanto, también, así como son capaces de dictarlas también tienen que asumir como solventarlas. En el caso de la migración venezolana hay que llevar adelante los trabajos de coordinación diplomática. Cómo es posible, por ejemplo, que en el caso peruano se hayan dictado medidas y en seis meses no se ha hecho nada en mesas de trabajo con Ecuador o con Colombia y hasta con Venezuela, para que los venezolanos puedan retornar. Aquellos que salen pueden retornar a su país. Hemos esperado que venza el 10 de noviembre el PTP y se ha creado un cuello de botella. Eso no es responsable. Esperemos que la Cancillería pueda responder y pueda crear espacios rápidos, urgentes, porque también hay que decirlo, la migración supone un núcleo de derechos que hay que conservar. No se puede estar maltratando de esa manera a la a la gente que se moviliza. Es verdad, son vulnerables, pero es un conjunto de medidas que no pueden hacerse de manera desordenada y los Estados tienen que coadyuvarse en equipo para poder asumir la contingencia de este problema.
– Con respecto al tema de la inseguridad ¿cuánto ha contribuido la migración venezolana a la ola delincuencial que se ha incrementado en los últimos años?
Se ha dicho mucho de la delincuencia venezolana en el sentido que ha impactado sobremanera a la seguridad en nuestros países, aunque es verdad que alteran la tranquilidad social de los países también lo es que no representa cuantitativamente el número de acciones delincuenciales en países como Perú, pero eso no significa que debemos mirar el problema como uno accesorio o superficial. Las medidas de expulsiones deben ser implacables de lo contrario nos veremos como un país completamente debilitado ante la migración venezolana.