Ricardo Sánchez Serra
El dictador de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, no solo se encuentra violando gravemente los derechos humanos en su país, sino que está violando la soberanía de las naciones.
Miembros de sus servicios de inteligencia están ingresando subrepticiamente a otros países y secuestran a pacíficos ciudadanos turcos, que ellos creen opositores.
Fue un escándalo el reciente secuestro de seis personas oriundas de Turquía, cinco profesores y un médico, por los esbirros de Erdogan, quien incluso amenazó al presidente kosovar, Hashim Thaci, de destituirlo (¿?). Thaci había destituido a su ministro del Interior y al jefe de los servicios secretos.
La Unión Europea censuró este hecho, que calificó de arbitrario y una infracción a sus principios.
El propio vicepremier turco, Bekir Bozdag, ha señalado que su servicio de inteligencia ha secuestrado a 80 ciudadanos turcos de 18 países, que no identificó, y que dichas acciones continuarán.
Los turcos secuestrados pertenecen al cultural y pacifista movimiento Hizmet o Gulen, a quien Erdogan acusa de estar entrometido en el fallido golpe de estado contra él, en el año 2016. Los servicios de inteligencia de los países occidentales rechazan esta hipótesis, es más, se cree que más fue un “autogolpe”, para que Erdogan se deshaga de los que él cree son sus opositores.
El gobierno turco quiso sobornar, incluso, al ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump, teniente general Michael Flynn, con 15 millones de dólares, para facilitar la entrega del erudito Fetullah Gulen, quien vive en Estados Unidos desde 1999.
Según “The Wall Street Journal”: Los investigadores aseguran que el plan consistía en transportar al clérigo en un jet privado desde Estados Unidos, directamente a una cárcel turca. La Oficina Federal constató que el pasado diciembre, cuando formaba parte del equipo del entonces presidente electo Trump, el teniente general Flynn mantuvo un encuentro con portavoces de Erdogan en el Club 21 de Nueva York… Los representantes de Erdogan le ofrecieron dinero para facilitar la entrega de Gülen. De haberse materializado el plan el clérigo habría terminado en la prisión de la isla turca de Imrali.” El fiscal Robert Mueller investiga el caso.
Erdogan ha amenazado públicamente el pasado 2 de abril de secuestrar a Gulen, expresión que retrata de cuerpo entero la belicosidad del jefe del Estado turco.
Otros dos ciudadanos turcos que vivían en Malasia desde hace 15 años también fueron secuestrados.
Al Perú están llegando pacíficas familias turcas que huyen de la persecución de Erdogan, en busca de refugio. Son intelectuales, profesores de matemáticas, de historia, de literatura, entre otras profesiones.
Como todos los ciudadanos están bajo la protección del gobierno y se garantizan sus derechos humanos. Esperemos que el régimen tiránico de Erdogan no se les ocurra violar nuestra soberanía, ni a sobornar funcionarios. Desde ya responsabilizamos a ese país por cualquier acto inamistoso.
Turquía se ha convertido en la prisión más grande del mundo.
@sanchezserra