IVÁN TORRES LA TORRE
Toda política populista por lo general es frívola y suele tener errores. Uno de ellos ha sido el viaje de la “real” comitiva del presidente a Portugal y España, en la medida que esta visita no atendió a ningún plan y se realizó en el momento menos indicado, veamos.
En primer lugar, se dijo que el viaje autorizado al presidente de la República que fue por motivos de coordinación política, agenda de trabajo turístico y promoción de las inversiones, suena bien, pero ¿El Perú tiene un plan económico y turístico con Portugal? ¿Qué ofrece Portugal para que nuestro primer mandatario tenga que visitar ese hermoso país? ¿Acaso el Perú tiene un paquete de inversiones lanzado a nivel de los mercados internacionales y que haya despertado el interés de Portugal? ¿Tenemos una gran historia de vínculos comerciales, económicos y políticos con Portugal? Extraño ¿verdad?
El Perú se encuentra en una de sus más grandes crisis políticas, institucionales y para colmo de males, el norte y el sur del país están devastados por los fenómenos climatológicos, que tampoco son una novedad para nosotros.
Ahora bien, sobre el viaje del presidente a España, si bien es cierto la relación con el España siempre fue importante, este viaje suena a relaciones diplomáticas que bien las pudo haber realizado el ministro de relaciones exteriores, que también viajó en la comitiva.
Pero lo insólito es que, anteriormente, el primer mandatario dejó plantado al principal vecino estratégico en la región, como lo es Brasil, durante la asunción al mando presidencial de Bolsonaro, regresándose velozmente, simplemente porque el entonces fiscal de la Nación había sacado del cargo a dos fiscales de su entera satisfacción y beneplácito ¡Qué increíble! Actuar así ante la diplomacia brasileña, que cuenta con todo el apoyo de los Estados Unidos, es para jalarse los pelos.
La economía en el Perú está paralizada, no hay mayores signos de crecimiento económico para el peruano de a pie y los daños materiales producto de los huaicos ascienden a ciento de millones de soles.
El presidente de la República, si bien es cierto, debe tener este tipo de giras porque son parte de su labor, también es cierto que debe identificarse el momento oportuno, pues de la casa no se sale cuando ésta se ha caído y todos están enfermos. Por lo tanto, la semblanza del verdadero conductor de un país dicta que éste deba estar dirigiendo la reconstrucción del norte y del sur del Perú; deba estar imbuido en planes de inversión para mejorar la calidad educativa; deba estar concentrado con los expertos, modernizando las políticas de salud pública; deba estar íntimamente vinculado con el quehacer productivo del país como la minería, la pesca y la gran industria nacional.
Finalmente, estos viajes, si se hacen, deben ser para promover proyectos de fondo que apunten a la sustancia del problema y no a las famosas “obras”, pues todos sabemos que las famosas “obritas” son para hacer negocios y que, si bien es cierto el país necesita obras, éstas deben responder a un plan de prioridades nacionales como las represas, la modernización de las centrales hidroeléctricas y los grandes planes de tecnificación agrícola, pues ahí están las potencialidades de nuestro país, no en las “obritas”. Hasta la próxima semana.