Religioso fue trasladado al chad
Por: Ricardo Sánchez Serra
En una casi asamblea episcopal realizada en la residencia de la Santa Sede, que contó con la presencia de la embajadora de Estados Unidos, Stephanie Syptak-Ramnath; el representante del Ministerio de Justicia, Antonio Valdivia; el cardenal Pedro Barreto; así como numerosos obispos, sacerdotes y religiosas, se llevó a cabo una emotiva ceremonia presidida por el nuncio apostólico, monseñor Paolo Rocco Gualtieri. En este evento se rindió un cálido homenaje de despedida a monseñor Rastislav Zummer, y al mismo tiempo se dio una cordial bienvenida a su sucesor, monseñor Guiseppe Quirighetti, como consejero de la Nunciatura.
El nuncio Gualtieri elogió el gran trabajo “en el silencio y en la discreción” del monseñor Zummer, destacando su gran amistad y su don de relacionarse con las personas: “Siempre gentil, siempre amable, siempre cortés”.
Igualmente, Gualtieri dio la bienvenida al monseñor Guiseppe Quirighetti, con quien había trabajado en Madagascar, mencionando también que ha trabajado en muchas representaciones pontificias, como Bulgaria, Australia, Eslovaquia y la última en Nueva York, en Naciones Unidas, ”así que está preparado para solucionar conflictos” (risas).
Por su parte, monseñor Zummer evocó al Santo Padre Francisco al hablar a los representantes pontificios, utilizando conceptos muy simpáticos y significativos: la vida de ustedes, les dijo, es una “vida de nómadas que están siempre con la maleta en la mano”. Y el mismo Papa Francisco nos tenía acostumbrados a verlo así: subiendo y bajando las escalinatas de los aviones con su infaltable compañero de viaje: un maletín negro que encajaba perfectamente con su sotana blanca, y la sencillez de sus palabras y gestos.
“Sin ser nuncios apostólicos y mucho menos Papas, también los ´secretarios o consejeros´ somos ´nómadas´, que en un periodo más o menos fijo somos llamados a ´emigrar´ para seguir sirviendo con Pedro a la Iglesia de Cristo Nuestro Señor, en otros lugares, en otros ambientes, con otras personas”, afirmó el religioso.
Finalmente, monseñor Zummer agradeció a los monseñores Girasoli y Gualtieri, con quienes tuvo la oportunidad de trabajar y aprender; al personal de la Representación Pontificia; a los miembros de la Conferencia Episcopal; a sus queridos hermanos sacerdotes; y a las religiosas y religiosos con quienes cultivó vínculos de fraternidad y amistad. A todos ellos expresó su profunda gratitud.
A su vez, monseñor Quirighetti agradeció la presencia de los asistentes y expresó su alegría de estar en el Perú. “Es un honor para mí servir en este hermoso país, apoyar a monseñor Gualtieri y poder contribuir al fortalecimiento de los lazos entre nuestras comunidades. Estoy entusiasmado por comenzar esta nueva etapa y trabajar junto a todos ustedes.”
