Los padres también son protagonistas del cuidado de sus hijos recién nacidos, gracias a métodos, conocidos como ‘papá canguro’ y ‘papá oso’, que aplica EsSalud para estimular la relación afectiva del progenitor y el contacto piel a piel, que mejora el estado emocional y contribuye en prevenir infecciones en los bebés prematuros, con bajo peso o nacidos por cesárea.
En el Hospital Nacional Alberto Sabogal se aplica con éxito la estrategia ‘papá oso’, que consiste en el contacto piel con piel durante 120 minutos, entre el padre y el neonato, nacido por cesárea, para que reciba el calor paternal dado que la madre no está en condiciones de recibir correctamente al menor, debido a la operación a la que fue sometida.
Durante dos horas y sin interrupción, padre e hijo son protagonistas de un hecho hermoso e irrepetible. Iluminados por una luz tenue, ambos se acercan, se miran a los ojos y rápidamente disfrutan de la primera apertura sensorial, mientras que de fondo se escucha una suave melodía que ayuda a fluir esa importante conexión filial.
“Papá oso busca que el padre tome un rol activo durante la llegada del bebé, teniendo un contacto precoz con su hijo, lo que contribuye a que tenga estabilidad, buena respiración y de esta forma fortalecemos la relación de afectividad entre ambos”, resaltó el doctor Luis Cam, jefe del Servicio de Neonatología del mencionado nosocomio.
En el Servicio de Neonatología del hospital Edgardo Rebagliati se usa la técnica ‘papá canguro’ que consiste en el contacto piel a piel entre el padre y el menor nacido antes de las 32 semanas y con un peso inferior a los 1500 gramos a fin de que reciba el calor paternal y a su vez generar el “apego” necesario en los primeros días de vida del recién nacido.
La doctora Carmen Fernández, jefa del referido servicio, dijo que el método también cubre las necesidades de calor, seguridad, estimulación, amor y protección frente a infecciones, siendo su eficacia similar, e inclusive, superior en determinadas circunstancias.
Otro aspecto importante, mencionó la especialista, es que reduce significativamente la estancia hospitalaria y los costos del cuidado de los neonatos con bajo peso al nacer. Su indicación principal está dada en neonatos estables, es decir, aquellos que pueden respirar por sí mismos y no tienen enfermedades graves.
“De esta manera el bebé siente los latidos del padre y su temperatura corporal puede reemplazar por un tiempo a la incubadora. Además, el acompañamiento del papá (y la mamá) es fundamental para que siga aumentando peso y no tenga riesgo de contraer infecciones”, resaltó.
En el 2018, el Hospital Edgardo Rebagliati atendió 6 mil 600 partos, de los cuales el 10 % corresponden a prematuros, y de esta cifra el 3% nació con un peso menor a los 1500 gramos. En tanto, el hospital Sabogal registró 2,378 alumbramientos.