Sabían que exmandatario no iba a permitir ser encarcelado y por eso lo llevaron al límite, explica
– ¿Usted cree que hubo persecución contra el doctor Alan García?
Sí, evidentemente, porque en el caso de Alan García, recordarán de que al inicio se detiene no solamente a su exsecretario, el doctor Nava, sino también a uno o a sus dos hijos. Prácticamente en un acto de intimidación que no es propio del siglo XXI, por cuanto a estas personas no había pruebas que integraran a ninguna organización criminal y, además, de que no eran un peligro para la sociedad, evidentemente, podían haberse defendido y ser investigados en libertad. A pesar de que no existían indicios, pues a Alan García nunca se le ha encontrado una cuenta bancaria en ningún paraíso financiero, se preparó la maquinaria para detenerlo, sabiendo de que Alan García no iba a dejar de ser conducido a una cárcel, a una prisión, por, aparentemente, problemas que guardaba en su subconsciente desde la prisión de su padre, que lo visitaba en El Frontón. Esto lo sabía toda la élite política y lo sabía perfectamente quienes manejaban desde detrás a la Fiscalía. Por tanto, el tema de su suicidio fue muy probablemente meditado y aprobado en estas altas instancias oscuras, que todavía manejan y tienen poder en parte del Ministerio Público.
– ¿Cuáles son esas motivaciones que estarían detrás de esta persecución tan encarnizada y tan personalizada contra García?
La política. Alan García, cuando gobernó, en sus dos periodos concedió espacios de poder a lo que se llama la ‘caviarada’, pero ellos nunca le iban a perdonar que no les haya permitido ocupar el espacio de centro-izquierda. Alan García era una persona muy hábil, que en su primer periodo y en su segundo gobierno prácticamente desapareció a la izquierda con su retórica, con su oratoria y su discurso político. Además, siempre se lo culpó de lo que ellos llaman la “Masacre de El Frontón”, que no fue otra cosa que el restablecimiento del orden en los penales cuando se trataba de cercar al Estado peruano y forzarlo, como en Colombia, a una negociación con la guerrilla, donde la izquierda tuviera asegurado más espacios de poder de los que ya disfruta sin los votos populares. Ese es el odio fundamental que le tenían a Alan García, además que le tenían mucho miedo. Alan García en este momento posiblemente fuese un líder de opinión muy importante para desmantelar por completo el poder que todavía tiene la izquierda caviar.
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– Entonces, ¿quiere decir que un grupo de poder utilizó a los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez?
Sí, por supuesto. Estos fiscales nunca fueron considerados como profesionales de prestigio en el Ministerio Público y con la misma lógica ellos asumen su subordinación política e ideológica, esperanzados en ocupar posiciones las más altas en su institución o incluso con pretensiones políticas.
– ¿Cómo recuerda usted ese día del suicidio de Alan García?
No fue una precipitación, fue perfectamente calculado. Habida cuenta que la opinóloga y profesora de La Católica, Rosa María Palacios, tuiteó perfectamente y gran parte del periodismo de la Empresa de La República conocía que lo que iba a pasar y esto se debe únicamente porque integraban o integran la misma maquinaria de demolición del Apra.
– ¿Cómo cree que Alan García va a pasar a la historia?
Yo creo que va a pasar a la historia como el gran líder político que fue, con sus defectos y sus virtudes. Con un mal gobierno y un excelente segundo gobierno, que justamente debe ser el norte, la bandera, el programa de su partido, actualmente.
– ¿Considera que deberían revelar el contenido de sus celulares?
Esa sería una locura porque no lo han hecho con otros celulares del mismo caso. No han hecho lo mismo con celulares u otros aparatos electrónicos, de personas vinculadas a la izquierda como Susana Villarán o como Martín Vizcarra y el hecho de hacerlo con Alan García es única y exclusivamente para desprestigiarlo, para filtrar, obviamente, las comparaciones o imágenes personales que confían en que van a lograrlo y, por supuesto, aspiran a filtrarlas para hacer escarnio de su vida y de su intimidad.