El gasoducto entre la Península y Francia sea sufragado “como proyecto de interés europeo” indica la Unión Europea.
La invasión rusa de Ucrania ha roto los esquemas energéticos en la Unión Europea. Tras años de retrasos y dejaciones en las interconexiones entre Estados integrante, y bastante especialmente entre la península Ibérica y lo demás del conjunto de naciones, llegan las urgencias: con el gas ruso en tela de juicio, se debe buscar alternativas. Y España tiene un as en la manga, con 6 plantas regasificadoras, la más grande dotación de esta clase de infraestructuras del bloque. En este escenario, el Régimen español ve “imprescindible acelerar” la función de las interconexiones eléctricas con Francia —ahora se labora en un nuevo cable submarino en el golfo de Vizcaya que duplicará la capacidad—, así como “valorar” con lo demás de aliados de Europa la “idoneidad de aumentar la interconexión gasística”.
“La capacidad de almacenamiento de GNL [gas natural licuado] española contribuirá, en el corto plazo, a reducir la dependencia del grupo de la UE respecto al gas importado de Rusia”, se lee en una carta remitida por la vicepresidenta tercera gubernamental y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a los eurodiputados Susana Solís y José Ramón Bauzá. La misiva, fechada este lunes, enfatiza que la contribución de España a la estabilidad energética de la UE en el medio y extenso plazo “podría incrementarse si incrementara la función de interconexión”. Una elección que, hasta ahora, ha rechazado Bruselas.
En dicha iniciativa además ha incidido este miércoles el mandatario español, Pedro Sánchez, en su visita a su homólogo eslovaco, Eduard Heger, en su ronda de contactos con otros jefes de Régimen de Europa para recabar apoyos de cara a la importantísima cumbre de la semana que viene en Bruselas. Aunque las fórmulas para rebajar la factura de la luz centrarán el grueso de dicha cita, las interconexiones además van a ser uno de los asuntos a intentar.
“Estamos estudiando con las autoridades europeas y lo demás de Estados miembros la viabilidad y productividad económica de novedosas infraestructuras que logren ser beneficiosas para afirmar la estabilidad de abasto de nuestros propios vecinos, asegurando que el gasto cuente con el respaldo conveniente a grado europeo”, resalta el escrito firmado por Ribera. Este punto es importante: el régimen ve prioritario que no sea el contribuyente español, sino el de las naciones que se van a ver beneficiados por la llegada del gas que llega a Europa vía España —Alemania y lo demás de territorios del centro y el norte de la Alianza y, por expansión, de toda la UE—, los que sufraguen la mayoría del coste de la infraestructura.
