A pesar de la guerra en Ucrania, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, señaló el futuro con Rusia en adelante.
La prioridad instantánea en la política mundial de Estados Unidos es, por causas obvias, la guerra en Ucrania, sin embargo, aquello no involucra que la Gestión de Joe Biden vaya a descuidar el que, a su juicio, todavía es el enorme reto militar y de custodia a extenso plazo para la igualdad universal: China. Y para combatir aquel desafío, Washington sospecha aprovechar las alianzas forjadas en dichos últimos meses contra Rusia. De esta forma lo ha subrayado el secretario de Estado, Antony Blinken, este jueves en un deseado discurso ofrecido en Washington para desgranar los puntos de vista primordiales de la política de su Departamento sobre el grande asiático, la más grande amenaza geoestratégica para el futuro de un imperio en la encrucijada.
“Incluso a medida que continúa la guerra del mandatario [Vladímir] Putin, vamos a seguir enfocados en el reto a extenso plazo más serio para el orden mundial: el que expone la República Famosa China”, dijo Blinken frente al auditorio congregado en la universidad George Washington de la ciudad más importante de Estados Unidos.
“No estamos intentando encontrar un problema o una totalmente nueva Guerra Gélida. Por otro lado, estamos decididos a evadir los dos escenarios”, ha rematado Blinken, que ha agregado que la cooperación seguirá siendo importante en asuntos globales como “el coronavirus o el cambio climático”. “El clima carece de doctrina; son matemáticas”, ha agregado. China es el territorio más contaminante del mundo. Estados Unidos, el segundo. Otros puntos de vista en los cuales Blinken ha apostado por la participación entre potencias son: el control en la proliferación de armas de devastación masiva, el tráfico de drogas y las crisis alimentarias.
A partir de su llegada a la Casa Blanca, en febrero de 2021, Biden ha subrayado repetidamente que China es la “mayor prueba geopolítica del siglo XXI”. La guerra de Ucrania, que esta semana ha cumplido 3 meses, ha distraído inevitablemente la atención de su política exterior, a medida que Washington se colocaba a la cabeza de una unión universal de ayuda militar y estratégica a Ucrania para detener a Putin.