El ICE informa que 271,484 migrantes fueron expulsados del país en el último año fiscal, la cifra más alta desde 2014.
Estados Unidos registró en el año fiscal 2024 el mayor número de deportaciones de migrantes en la última década, con un total de 271,484 personas expulsadas, según el informe anual del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). La mayoría de estos migrantes ingresaron al país cruzando ilegalmente la frontera sur, provenientes de diversas naciones en crisis como Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba.
Patrick Lechleitner, director adjunto del ICE, elogió el trabajo de los oficiales de la agencia frente a los desafíos diarios que enfrentan. Las cifras corresponden al periodo del 1 de octubre de 2023 al 30 de septiembre de 2024, y reflejan un aumento significativo en las deportaciones respecto a años anteriores, incluso durante la primera administración de Donald Trump.
Este informe se publica en un momento crucial, a tan solo semanas de que Trump asuma nuevamente la presidencia en enero de 2025. Durante su campaña, el republicano centró su discurso en promesas de endurecer las políticas migratorias, criticando al actual mandatario, Joe Biden, por su supuesta falta de control en la frontera. Trump ha prometido implementar acciones masivas de deportación y ha seleccionado figuras conocidas por sus posturas antiinmigrantes para liderar estos esfuerzos.
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Sin embargo, expertos advierten que una operación de tal magnitud representaría un reto logístico y financiero. Deportar a millones de personas podría requerir recursos significativos y entra en contradicción con otras promesas de Trump, como la reducción de la inflación. Además, sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, que dependen en gran medida de la mano de obra migrante, podrían verse gravemente afectados.
Líderes de la industria agrícola han alertado sobre el impacto que tendría una reducción de la fuerza laboral migrante en el suministro de alimentos, lo que podría provocar un alza en los precios y limitar la producción. Aunque el equipo de Trump insiste en calificar a los migrantes como una amenaza económica y social, datos recientes subrayan su papel clave en la economía estadounidense.
A medida que se acerca el cambio de administración, persisten las dudas sobre cómo se implementarán estas políticas y cuáles serán las repercusiones para millones de personas y la economía del país.
