Por: Pablo Carranza
– ¿Tiene alguna particularidad que las inversiones chinas en Perú le pertenezcan al Estado chino y a empresarios privados?
El problema que eso puede implicar es que, si hay un conflicto de intereses entre el Estado peruano y una empresa china, eso involucre al Estado chino. Es menos probable que algo así se resuelva en instancias como el CIADI no sólo porque se trata de empresas que son propiedad del Estado, sino cuando se trata de empresas que invierten con créditos otorgados por bancos estatales. Por un lado, eso hace más probable que las inversiones tengan en consideración proyectos del Estado chino como “La ruta de la seda”, lo cual en principio no creo que sea un problema. Simplemente es un intento de integrar cadenas de suministros, pero por otro lado hace más probable que cuando haya conflictos de intereses involucren al Estado chino y, por ende, se politicen.
– ¿Qué opina del hecho de que China respalde a dictaduras de la zona como Nicaragua y Venezuela?
Bueno, Perú tiene relaciones diplomáticas con los regímenes que menciona. En ese sentido, el punto es si China va a promover algún modelo político en el Perú, hasta ahora no hemos visto ejemplo de eso. En el caso de las dictaduras de izquierda que menciona, ninguna fue creada con apoyo chino. China intenta hacer negocios con ellos una vez en el gobierno, pero lo mismo hacen países europeos, por ejemplo. Entonces, eso en sí mismo no creo que implique mayores riesgos para el Perú.
– ¿Qué consideraciones tiene del Megapuerto de Chancay?
Bueno, el temor americano, hay que tenerlo claro, tiene dos componentes. Uno proteccionista y uno de seguridad. El de seguridad es una preocupación legítima. Lo que argumenta Estados Unidos, es que la ley de inteligencia china obliga a empresas y ciudadanos de ese país a colaborar con la labor de inteligencia del Estado. Pero claro, el tema aquí es que desde Chancay no accedes a información clasificada en materia de seguridad. Cosa que sí podrías hacer desde el puerto del Callao, por ejemplo, porque tiene un puerto militar contiguo. Pero en el caso de Chancay el temor de seguridad es el uso dual. Es decir, que el puerto sea usado para fines militares tanto como civiles. Yo honestamente creo que eso es altamente improbable y en todo caso le convendría al Estado peruano hacer explícito que bajo ninguna circunstancia toleraría un uso militar del puerto de Chancay.
– ¿Cómo Perú puede protegerse de que más adelante los activos empresariales del Estado chino en nuestro país no se pongan al servicio de sus intereses geopolíticos?
Bueno, hay un cierto nivel en el cual eso es imposible porque hay ciertos intereses chinos que pueden tener implicaciones geopolíticas, pero son legítimos, como el tratar de integrar cadenas de suministros, cosa que también hace Estados Unidos. Pero el punto es que finalmente no puede haber presencia de tropas extranjeras en el Perú, sin que lo proponga el Poder Ejecutivo y lo apruebe el Congreso. Entonces esas instancias deberían dejar en claro que el puerto de Chancay nunca tendrá autorización para un uso que no sea estrictamente civil.
– ¿Está bien Corio para China?
Bueno, pero sobre ese puerto más bien eran los norteamericanos los que estaban interesados. En todo caso, si la empresa privada asume el riesgo, no veo por qué no puedan invertir. Yo, sin embargo, tiendo a creer que con la ampliación que va a tener el puerto de Chancay no habría, entre el Callao y Chancay, espacio para otro megapuerto que sea un “hub” en la costa peruana, un hub para exportar, por ejemplo, hacia el este asiático. Entonces yo todavía tengo dudas de que ese sea un proyecto verosímil.
– ¿No tiene reparos con la sistemática violación de derechos humanos que el Estado chino comete contra los Uigures?
Bueno, pero honestamente, en materia de derechos humanos, Estados Unidos invadió Irak y luego hubo torturas en prisiones administradas por Estados Unidos, como Abu Ghraib. O sea, que sea un gobierno democráticamente elegido no implica que no cometa violaciones al derecho internacional, lamentablemente. En el caso de China, Perú debería tener una posición independiente, como en el caso de Ucrania. Tenemos relaciones diplomáticas y comerciales con Rusia, pero votamos en contra de lo que hizo Rusia en Ucrania, en la Asamblea General de la ONU. En principio, deberíamos poder hacer lo mismo con China.