Francisco Chirinos Soto
Un sábado como hoy, precisamente, el General José de San Martín proclamó la Independencia del Perú en la Plaza Mayor y en otros lugares de significación pública. De ese modo nuestro país ingresó al mundo de las naciones libres y se adelantó a las que habían atravesado el umbral de la esclavitud. San Martín nos encaminó por la ruta de la libertad, de la justicia y de la democracia. Queda apenas un par de años para que podamos estar celebrando el Bicentenario de un acontecimiento de tanta trascendencia histórica y política.
Para nuestros pueblos de Iberoamérica la celebración es de trascendental importancia, ya que supone no únicamente una efemérides sino un reto. Nunca como ahora cobra obligación y vigencia el célebre mandato de don Nicolás de Piérola: “Si nuestros padres nos hicieron libres, a nosotros nos corresponde hacernos grandes”. Y la verdad que no hemos avanzado mucho en este empeño. No hemos logrado metas que teníamos ya trazadas y que estaban perfectamente ubicadas en nuestro país y en la de los demás pueblos del sub-continente.
En el caso específico de nuestro país, nos encaminamos al Bicentenario de la Independencia en medio de una crisis que comprende diversos aspectos de la vida nacional, todos ellos enmarcados dentro de problemas de grave corrupción. Cada mañana amanecemos con una nueva noticia relacionada con delicados asuntos de la vida nacional.
El Presidente de la República, don Martín Vizcarra Cornejo, estará pronunciando en el curso del día su mensaje a la Nación, impregnado, según sus propias palabras, de una exhortación dirigida a que el comercio, la industria y la producción en general, readquieran el ritmo de vigor que se ha perdido en los últimos años.
Por otro lado, el acceso a la Presidencia del Congreso del señor Daniel Salaverry, con un margen de votos mayor al pronosticado, significa que en la mayoría parlamentaria existe una clara determinación de marchar hacia adelante. Lo que queremos es que entre ese propósito plausible y la realidad concreta haya una gran aproximación.
Finalizo estas líneas con la formulación de mis mejores deseos por un año nuevo nacional próspero y fecundo, tanto en la conquista de los propósitos materiales cuanto en el avance de las metas que ya tenemos trazadas y que parecen estarse deteniendo. En suma, mis deseos de una Felices Fiestas Patrias para todos.