El FMI pide a los países más ingresos y reducir gasto sin descuidar a vulnerables
Las previsiones económicas del FMI a años vista, más aun en contextos de fuerte inestabilidad e incertidumbre como el actual, suelen quedar en papel mojado. Sin embargo, sí sirven para tomar el pulso en el corto plazo a las políticas fiscales y presupuestarias de las que dependen indicadores como el déficit y la deuda de los estados.
Así las cosas, este miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto en duda las previsiones que el Gobierno de España maneja de cara al saldo fiscal del país. Mientras que el Ministerio de Hacienda confía en reducir el déficit de las Administraciones Públicas por debajo del 4% del PIB ya en 2023 para bajar del 3% en 2025, el fondo con sede en Washington cree que el saldo fiscal negativo seguirá por encima del 4% durante al menos un lustro más, desde el 4,4% que prevé para 2023 al 4,3% que estima para 2027.
En consecuencia, y dado que el crecimiento económico está perdiendo fuelle en todo el mundo debido a la crisis energética e inflacionaria, la deuda pública de España seguirá en cotas elevadas. El organismo que dirige Kristalina Gueorguieva, en concreto, prevé que la deuda del país se sitúe en 2023 en el 112,% del PIB para ir reduciéndose ejercicio tras ejercicio a un ritmo insuficiente para esquivar unas tasas inusualmente elevadas. En 2027, el horizonte de las previsiones, el indicador se situará en el 109,6%.
Las reglas fiscales se encuentran suspendidas desde el inicio de la crisis del Covid-19 para, precisamente, permitir a los Estados miembros desplegar un escudo de protección sin precedentes. La congelación se mantendrá por ahora también durante 2023, pero la intención de la Comisión y de algunos socios como España es retomarlas en 2024 después de haberlas modificado para adecuarlas a la realidad de cada economía. Hasta entonces, y a la espera de una posible actualización de la senda fiscal, los límites vigentes a la deuda y el déficit siguen marcando el camino.