Aparecen nuevos detalles sobre negocios el gerente de Iza Motors
Edwin Antonio Camayo Valverde, el dueño de Iza Motors, parecía el empresario del momento, el ejemplo de emprendedor con el que muchos querían codearse, el provinciano exitoso a quien incluso las más altas autoridades del Poder Judicial necesitaban lisonjear.
El amigo de César Hinostroza Pariachi, de Miki Torres, de otros notables fujimoristas, y del presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Edwin Oviedo, amasa ahora una fortuna y maneja un nuevo imperio económico llamado Iza Motors, un negocio dedicado al mantenimiento de vehículos particulares y de taxistas.
Lo de Camayo y su empresa Iza Motors, su surgimiento y rápido crecimiento, encajan en la categoría de “milagro económico”. A donde va, el emprendedor recuerda sus inicios como vendedor en micros y como ambulante en el mercado de La Parada.
La CGTP conoce los inicios de Iza Motors en materia laboral. En un documento, elaborado por la Confederación General y el Instituto de Estudios Sindicales, que contó con el apoyo de la Fundación Paz y Solidaridad Serafín Aliaga y del Gobierno de España, se dio cuenta de las relaciones conflictivas entre un grupo de empresas y sus trabajadores, en los años 2011 y 2012. Una de ellas era Iza Motors.
“El gerente general reunió a los trabajadores y les informó de manera altisonante que serían despedidos al día siguiente sin ningún beneficio económico si no firmaban su carta de renuncia en el acto. Cuando los trabajadores quisieron retirarse de la reunión, el gerente cerró las puertas y los obligó a firmar las cartas de renuncia”, narra el documento.
Entre diciembre del 2009 y diciembre del 2016, el capital social de la empresa de Antonio Camayo creció en S/. 20 millones, usando las vías de la capitalización de deudas y la capitalización de utilidades.
Si no pagó utilidades, ¿Es que, entonces, adquirió nuevos inmuebles? Es otra pregunta válida, porque Iza Motors tiene registrados a su nombre cuatro inmuebles grandes, para sus talleres y oficinas, pero los cuatro están hipotecados por fuertes sumas de dinero, según las respectivas escrituras públicas y fichas registrales. Estos documentos oficiales nos indican que los inmuebles aún están hipotecados, todavía se están pagando, y no son de propiedad de Iza Motors.
Pero la pregunta más importante es: ¿Por qué se usó reiteradamente las fórmulas de capitalización de deudas y de capitalización de utilidades para hacer crecer el capital social de la empresa?
Es una pregunta válida que Antonio Camayo haría bien en explicar para que no quede ninguna duda sobre la limpieza de sus actos financieros y de capital, dado que, por coincidencia, es la fórmula de crecimiento de capital que aplicaron algunas empresas de Joaquín Ramírez, como la firma de los hermanos Fujimori Higuchi, Limasa. En ambos casos, hay sendas investigaciones fiscales por sospecha de lavado de dinero.
El negocio de Iza Motors maneja actualmente 25 talleres a nivel nacional, y le da mantenimiento a casi todas las marcas del mercado automotriz.
En pleno mundial Rusia 2018 regalaba pares de llantas nuevas a los usuarios que acertaran los resultados de los partidos de fútbol, y parece que su pasión por este deporte lo ha llevado a codearse con varios de los futbolistas peruanos más prestigiosos de la historia, con quienes busca consolidar la imagen de su empresa.
Por eso, tal vez, César Hinostroza le pedía interceder ante Edwin Oviedo para tener sus entradas para él y su esposa, y lograr viajar a Rusia. Para eso estaba Edwin Camayo, el amigo de los jueces, el exitoso y ejemplar emprendedor.
Este es un difícil periodo en el que palabra y acción de la magistratura y la política están devaluados. Y si en esta coyuntura hay empresarios comprometidos por sus relaciones con jueces y políticos, esos empresarios deberían apelar a eso que dice Antonio Camayo, “disciplina y honestidad”, para responder a las preguntas que se les formula. Los suyos ya no son actos privados; sus acciones ya se mezclaron con las de autoridades públicas.