Por: Pablo Carranza
– ¿Qué balance hace sobre el año 2024 para el Perú?
Bueno, ha sido un año de inercia que ha logrado mantener la solidez del Sol peruano gracias a la Constitución de 1993 y al fracaso de cualquier intento de influir sobre el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), cosa que ocurrió a principios de año, por ejemplo. Entonces, en ese aspecto, en el nivel macroeconómico, no es que el Perú esté creciendo, pero por lo menos está estabilizado. Eso es positivo en el contexto mundial. La política del gobierno central es una política que no nos proporciona resultados.
– ¿Qué considera que es lo más rescatable y cuestionable del gobierno de Dina Boluarte?
Bueno, qué difícil es contestar una cosa así, porque probablemente lo mejor que ha podido hacer es poner fin al “antifujimorismo radical”, permitiendo que el expresidente Alberto Fujimori sea velado en el Museo de la Nación y reciba honores de jefe de Estado. Eso ha sido un elemento de reconciliación nacional. Creo que en los temas de legislación no hay nada que esté fuera de rutina. El hermetismo respecto a las indagaciones periodísticas, respecto a su relación con el líder de Perú Libre Vladimir Cerrón, y el silencio respecto a la fuga de su hermano, Nicanor Boluarte, son los peores aspectos que naturalmente terminarán pasando de la factura una vez que deje de ser la presidente de la República.
– Y en la geopolítica internacional ¿qué tal le pareció el 2024?
Bueno, depende de qué aspectos. Hubo la cumbre de APEC en Lima, pero que no tuvo el relieve que debió haber tenido, porque se hizo coincidir la cumbre de APEC con la visita de Estado del presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Entonces, la visita de Estado opacó a APEC, y naturalmente era importante que APEC por sí mismo representase la cooperación en la Cuenca del Pacífico, por todo lo alto, y no se le dio la publicidad y el nivel que debía tener debido a esa visita de Estado. Digamos que fue un desliz diplomático el haber planificado ambas cosas simultáneamente. Hay dos aspectos más. En el plano internacional, el viaje de la presidenta a China, que no ha sido compensado con un acercamiento de igual intensidad a los Estados Unidos. Teniendo en cuenta que estas dos potencias son grandes rivales globales en este momento, era necesario buscar una relación equilibrada con ambos. La percepción de los analistas internacionales es que la posición peruana está sesgada hacia la China, y eso necesariamente puede representar problemas futuros con la administración del presidente Donald Trump, que lo que busca es fortalecer a los Estados Unidos frente a la China. Ese es un tema que es importante tener en cuenta. En la política exterior en general hay una percepción de que Perú se ha inclinado hacia la China, que no está sola en esta posición internacional, pues es una posición internacional que comparte con Rusia, Irán y los otros BRICS, etc. Naturalmente tal vez no hay suficiente esfuerzo, a pesar de la extraordinaria embajada del Dr. Alfredo Ferrero Diez Canseco en Washington, pero no hay suficiente énfasis en la relación con los Estados Unidos.
– ¿Entonces, Perú debe estrechar más sus lazos con Estados Unidos y Occidente?
Es lógico porque es una potencia hemisférica con la cual tenemos una relación y tratados muy antiguos. Evidentemente, en un mundo de creciente polarización, en un bloque que podríamos llamar de “Occidente judeocristiano” y del otro lado un bloque de estados autoritarios, mercantilistas, que buscan expansión global, pues evidentemente Perú tiene que encontrar sus equilibrios en medio de esa pugna internacional.