Por: Pablo Carranza
– ¿Qué impresión se llevó del multitudinario velatorio del expresidente Alberto Fujimori?
Bueno, encuentro que ha sido un hito que marca el fin de una era. Fujimori pasa a la historia, y pasa la historia reivindicado con tres días de duelo nacional, con honores militares, como deben ser, como un expresidente de la República, y eso representa un triunfo final que convierte a Fujimori en un presidente que es un gran reformador, yo diría que es el más gran reformador del siglo XX en la historia del Perú.
– Usted que conoció personalmente al ingeniero Fujimori ¿qué podría decirnos de él como persona
Era un hombre muy trabajador, reservado, inteligente, de enorme precisión en las cosas que decía y hacía. A las seis de la mañana, salía del Grupo Aéreo N°8, a las seis y media ya estaba embarcado en un avión o un helicóptero, y se iba a ver las obras pequeñas, medianas o lo que estuviera haciendo en los distintos rincones del Perú. Regresaba a las dos de la tarde, echaba una pequeña siesta, a las cuatro empezaba a despachar de nuevo, y despachaba hasta la madrugada. Yo creo que se acostaría a las dos de la mañana para levantarse de nuevo, para salir a las seis. Una capacidad de trabajo enorme. Los siete días de la semana. No tenía vida social ni amigotes, era un hombre más bien, digamos, que llevaba vida de familia y por lo demás era un hombre que no era sociable en el sentido usual de la palabra. Era enormemente metódico en el control del gasto público, el gasto de Palacio, en fin, y acucioso en todas las conversaciones. En el despacho tomaba nota, tenía unas pequeñas libretas donde tomaba nota de todo. Realmente un gobernante dedicado a su país al 100%, y ahora que recuerdo le voy a decir algo que no he dicho en ninguna entrevista. Un día me dijo: “me gustaría gobernar un país africano”. Era la época en la cual se hablaba de la Primera Guerra Mundial del África, porque había un estado de guerra entre cinco países. Entonces, él me dijo eso, y yo le contesté: “¿por qué presidente? Él me respondió: “Porque hemos demostrado que sí se puede”. O sea, el reto para él era superar la horrorosa crisis peruana de 1990 y haber reconstruido el país. Eso me lo dijo en 1999.
– ¿Alberto Fujimori, realmente, nos salvó del terrorismo?
Bueno, yo creo que el Perú no existiría de no ser por él. El Perú de hoy no existiría. Él venció al socialismo enquistado en el Estado desde el régimen militar de Juan Velasco. Venció al proteccionismo empresarial que vivía del Estado enquistado en el Perú desde las reformas de los 60. Venció al terrorismo comunista, arregló las fronteras del Perú. El problema ecuatoriano era un problema que no había podido solucionarse en más de 40 años. Rehízo la economía, saneo las finanzas del Perú, e hizo todo eso sin endeudamiento externo. Inició la gran recuperación del Perú sin pedir prestado un dólar a la banca extranjera, y se dio el lujo de hacer todo eso solo con la plata de los impuestos, con el dinero de la caja fiscal, y se dio el lujo de recomprar el 20% de la deuda externa peruana. Para reducir los pagos externos del Perú. Realmente hubo un gobernante sin el cual el Perú de hoy no existiría.
– Coméntenos sobre las personas que lo acompañaron en su gestión, Alberto Fujimori convocó a muchos profesionales de nivel ¿no?
Así es. Realmente fue un gobierno extraordinario. Entonces, claro, hubo corrupción en algunos sectores, no la corrupción generalizada que hemos visto después. No hubo Odebrecht. No hubo estructuración de bonos en el extranjero, nada de eso. Si hubo corrupción, hubo sectores, sobre todo en inteligencia, que se hicieron de dineros públicos, pero se sacó un estimado en el año 2002, y estamos hablando de entre 700 y 900 millones de dólares, que, comparada con la corrupción de los últimos 24 años, pues es una propina.
– ¿Cuánto significó a nivel latinoamericano?
Era un símbolo. Cuando yo viajaba a las distintas capitales latinoamericanas y me entrevistaban, siempre el tema era la reforma peruana, la recuperación del Perú y cómo lo había hecho el presidente Fujimori. Ningún presidente de la historia del Perú, con la excepción de Manuel Pardo en el siglo XIX, enfrentó una situación de falencia total del Estado como la enfrentó el presidente Alberto Fujimori. Pero, además enfrentó algo que ningún presidente de la historia del Perú había enfrentado con éxito, que era el terrorismo de dos organizaciones demenciales desatadas sobre todo al país.
– ¿Qué le diría usted a aquellos que lo siguen atacando?
Se hizo de muchos enemigos al reformar el Estado, que era un Estado elefantiásico, socialista, que quedaba del gobierno militar, se enemistó con la izquierda, porque el comunismo peruano había deseado expropiar y tener todo en manos del Estado. Ese era el camino que siguió el gobierno de Velasco. Y más del 50% de la economía del país estaba en manos del Estado. Pero, el país estaba quebrado, las empresas públicas perdían 3.000 millones de dólares al año. La quiebra era completa. La hiperinflación era gigantesca. La hiperinflación acumulada del 85’ al 90’ era de 142,000%. La inflación del 89 fue de 7,614%, imagínese usted. Pasamos del sol al Inti. Un millón de soles eran un Inti. Luego cuando al Inti se lo comió la inflación, pasamos al Inti millón, porque ya un millón de millones de soles originales eran un Inti millón. Era la locura. Perú estaba destruido y atacado por el terrorismo, sin crédito internacional. Era un Estado paria, aislado. Entonces, el mérito del presidente Fujimori de haber salvado al Perú sin recursos extranjeros, sin préstamos extranjeros, sin ayuda militar extranjera. No nos dieron ni una bala. El Perú venció solo al terrorismo y superó solo la hiperinflación.