Nicolás Maduro Moros fue reelecto como presidente de Venezuela tras una serie de denuncias de fraude y falta de transparencia en el proceso electoral. A pesar del apoyo que recibió su contraparte Edmundo González, el líder chavista volteó el porcentaje de votos a favor del candidato opositor.
De acuerdo con los resultados del Poder Electoral, Maduro logró sobrepasar a González con el 51,2% de votos al 80% de mesas escrutadas.
A pesar de una serie de denuncias de fraude y atentados contra los testigos en los locales de votación, el régimen de Maduro, según el primer boletín del Consejo Nacional Electoral, captó el 51,2% del total de votos al 80% de actas escrutadas.
Por otro lado, a través del mismo anuncio, Edmundo González obtuvo el 44,2% de votos, una cifra debajo del porcentaje esperado por la población opositora.
Durante el 28 de julio, miles de venezolanos en el mundo registraron situaciones irregulares de las autoridades electorales y denunciaron un posible fraude, el cual se concretó pasada la medianoche de Venezuela.
Esta jornada, la cual terminó con un muerto debido al ataque armado que sufrieron los electores de un centro electoral en Táchira, marca un hito en Venezuela acompañado de una serie de incertidumbres.
A pesar de las constantes denuncias, no solo por los ciudadanos, sino también por la comunidad internacional, el régimen de Maduro a través de la voz de Elvis Amoroso, presidente del CNE, concretó el fraude y le arrebató las elecciones a aquella multitud venezolana que, a través de la fe, buscaba un «cambio» en el país llanero.
De acuerdo con el cronograma electoral, Maduro asumirá su nueva gestión en enero de 2025, fecha en la que comenzarán otros seis años de régimen.
El líder chavista, luego de mantener una posición silenciosa en el proceso electoral por la tendencia popular que auguraba la victoria de González, reapareció sin dar mayores explicaciones sobre las denuncias recopiladas y atacando, nuevamente, a la derecha mundial.
El líder chavista dio un «balconazo» en el Palacio de Miraflores para dirigirse a la población venezolana sobre su más reciente victoria, donde atacó a la oposición y la acusó de incitar una guerra psicológica contra los electores y orquestar un hackeo sistemático en las plataformas del régimen.
Asimismo, comparó su más reciente triunfo con las victorias de Hugo Chávez, alegando que este podría compararse con el inicio de la revolución.
En la primera declaración de Maduro, luego de conocer los resultados que sentenciaron a Venezuela a otros seis años de desgobierno, el ahora reelecto chavista no se hizo cargo ni rindió cuentas sobre las denuncias de fraude que se revelaron en la jornada electoral.
Maduro atinó a responsabilizar a sus opositores de montar una trama de fraude que ellos mismos habrían causado. Sin pruebas en manos, amplió su discurso y culpó a la derecha internacional, sin desaprovechar la oportunidad de atacar a su némesis Javier Milei y llamarlo nuevamente «nazi y fascista».