Fujimori incentivó la inversión en el sector agrícola

El director de la revista Agroperú, Alberto Trinidad, se refirió a las políticas que adoptó el recientemente fallecido expresidente Alberto Fujimori en beneficio del sector agrario.

Según Trinidad, Fujimori tuvo una «visión muy clara» del estado crítico en el que se encontraba el sector agrícola durante su mandato, marcado por una hiperinflación y una severa crisis provocada por el terrorismo, que había desolado las zonas rurales y que el Estado «abandonó por completo».

«Tuvo que trabajar arduamente con el ejército, las fuerzas policiales y el ministerio de agricultura para devolver la presencia del Estado a  esos lugares y posibilitar que la gente que había migrado del campo a las ciudades, por el miedo al terror, retorne a sus zonas de origen a continuar produciendo los alimentos», explicó Trinidad.

Entre las reformas destacadas, Trinidad resaltó la repotenciación del Programa Nacional de Conservación de Suelos a través del Proyecto Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos (PRONAMACHCS).

Este programa no solo se centró en la construcción de infraestructura de riego y canales, sino que también promovió la distribución de semillas y animales a través de un fondo rotatorio, debido a que el Banco Agrario estaba en crisis.

LEY DE PROMOCIÓN AGRARIA

Otra medida significativa fue la Ley de Promoción Agraria, que, según Trinidad, «fue un gran acierto del gobierno de Fujimori».

Trinidad refirió que esta ley incentivó la inversión en el sector agrícola, permitiendo que Perú se convirtiera hoy en un importante exportador de productos como uvas, hortalizas, paltos y mangos. Además, gatilló grandes proyectos de irrigación.

«Gracias a esta Ley, el Perú se ha convertido en un boom agroexportador», afirmó. Además, la construcción de proyectos de irrigación como Chavimochic, Chinecas, Olmos, Tambo Ccaracocha y Pasto Grande permitió la incorporación de grandes áreas de terreno a la producción agrícola.

GESTIÓN DE EL NIÑO 97-98

Durante el fenómeno El Niño de 1997-1998, el Instituto Nacional de Desarrollo (INADE) desempeñó un papel crucial en la respuesta a la emergencia.

Trinidad recordó los esfuerzos para restaurar la infraestructura afectada, como cuando se interrumpió la carretera de Cajamarca a Lima en Contumazá, junto al entonces ministro de agricultura, Absalón Vásquez.

En cuanto a la actualidad, Trinidad lamenta el abandono del sector agropecuario, atribuyéndolo a la inestabilidad ministerial en los diferentes gobiernos.

«Sería interesante rescatar al PRONAMACH, el programa integral que trabajaba dando créditos, proponiendo plantas agroindustriales y comprando insumos para la alimentación escolar», sugirió.

INCLUSIÓN

Según el portal EL Montonero, el motor del mejor momento de inclusión económica y social de nuestra historia fueron las reformas económicas de los noventa. Gracias a esas reformas se redujo la pobreza como nunca antes en la historia nacional, los excluidos de ayer se convirtieron en las mayorías emergentes, se cerró un déficit fiscal de más de 13% del PBI, se acabó con una inflación que había alcanzado más de 8,000%, se privatizaron casi 200 empresas estatales, se desregularon mercados y precios y se estableció el papel subsidiario del Estado frente al sector privado.

Las reformas económicas derribaron las murallas que dividían al Perú criollo del Perú andino, a la sociedad oficial del Perú profundo. Más allá de que la burocratización y sobrerregulación del Estado continúen creando una mayoría informal y emergente frente a una formalidad globalizada. El legado de Fujimori, entonces, representa un cambio de época para el Perú y América Latina, sobre todo cuando constatamos que los proyectos bolivarianos en la región reeditan el Estado socialista, el Estado empresario que empobreció a todos los peruanos hasta fines de los ochenta y que las reformas económicas de Fujimori superaron.

OTRAS MEDIDAS

A partir de agosto de 1990, con el inicio de la primera administración del Presidente Alberto Fujimori, la política económica aplicada en el Perú, y el modelo de desarrollo que había imperado desde el inicio de la década de los sesentas, experimentaron un cambio radical.

El modelo de desarrollo basado en la industrialización por sustitución de importaciones (ISI) fue abandonado, a la vez que se pusieron en práctica, de manera paralela, un duro programa de estabilización macroeconómica y un acelerado proceso de reformas estructurales.

En este contexto, se eliminaron todos los controles sobre los precios en la economía, se liberalizó el tipo de cambio y la tasa de interés, se desreguló el mercado de trabajo, se implementó una profunda reforma tributaria, y se liberalizó el comercio exterior mediante la eliminación total de las barreras no-arancelarias a la importación y una significativa y rápida reducción del nivel y de la dispersión arancelaria.

El proceso de reforma estructural implementado en el Perú ha sido quizá el más intenso y acelerado de los procesos de reforma económica puestos en marcha en América Latina en años recientes.


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