Por Antero Flores-Araoz
Confieso humildemente que no soy conocedor de fútbol y que no me atrevería a hacer algún comentario sobre aspectos técnicos, empero estamos observando en nuestro querido Perú, un luto generalizado por haberse ampliado la sanción al gran jugador y capitán de la Selección, Paolo Guerrero, lo que le impedirá estar en nuestro equipo en el mundial de Rusia.
Si bien es comprensible la frustración de la hinchada nacional, e incluso de quienes no son muy afectos al deporte futbolístico, creo que deberíamos tener en cuenta que hasta de las desgracias salen ventanas de oportunidad. La ausencia de Guerrero debería generar que nuestra selección sea de grandes guerreros, que, levantándose ante la adversidad, pongan todo de su parte para superar la ausencia de nuestro goleador.
El futbol no es disciplina deportiva individual, como pudiera ser la esgrima, el tenis o el pin pon, entre muchos otros, no, el futbol se juega en equipo, y si bien las individualidades destacadas son importantes, si es que no hay equipo bien coordinado no hay ninguna posibilidad de éxito. Tenemos un lujo de entrenador que ha hecho entender a los jugadores que antes que acciones individuales están las colectivas y además ha sabido incorporar a nuevas figuras que están dando todo lo que pueden para ocupar un sitial decoroso en el resultado final de la competencia mundial.
Lamentable y muy penoso lo sucedido con Guerrero, pero tenemos otros 23 seleccionados que seguramente nos darán muchas satisfacciones. Solidaridad con Guerrero, pues no cabe duda, pero de allí a culpar por ello a cuanto títere con cabeza existe, ello es exagerar la nota.
Seguramente, Paolo Guerrero, de no ser inocente, no hubiera impugnado la sanción de seis meses que le fuera impuesta y, no se hubiera arriesgado a que le aumenten la pena, como deplorablemente sucedió. Esta maravilla del futbol profesional quiso limpiar su nombre, actuando con dignidad y decoro, siendo muy fácil criticarlo por ello, pero cuando está en juego la decencia y honorabilidad, toda acción para evidenciarla, por más peligroso que pueda ser el resultado, es absolutamente valedera.
Al escribir esta nota, habíamos visto en medios de prensa, llamados a la violencia, lo que es irresponsable y hasta delictual. Instigar a actos de fuerza a nada conduce, más aún pueden generar daños a la propiedad pública y privada, así como atentar contra la vida e integridad de las personas. Mucho cuidado con esas irresponsables convocatorias que quienes las hacen, usualmente se esconden en el anonimato, pero promueven que gente más joven e inexperta cometan desvaríos de los que después todos nos lamentaremos.
Vayamos a lo positivo, alentemos con todas nuestras fuerzas al seleccionado nacional y al equipo técnico encargado de su preparación, así los acompañaremos en el difícil desafío que deben afrontar.