En lo que va del año, en el hospital Sabogal se han realizado 13 trasplantes de riñón y 5 de córneas.
Tienen la gran responsabilidad de salvar vidas, pero la difícil tarea de convivir con el otro lado de la moneda. Los integrantes de “Código Ángel” activan sus funciones desde que detectan un posible donante de órganos, ante un caso de muerte cerebral. Deben hilar fino y con mucha empatía, pues deben dar soporte emocional a la familia que acaba de perder a un ser querido y a la vez hablarles de la posibilidad de mantener su recuerdo vivo, gracias a la donación de órganos.
Desde el momento que se reporta un paciente con riesgo de sufrir muerte cerebral, en el hospital Nacional «Alberto Sabogal Sologuren» se activa el “Código Ángel”, un canal interno de información que pone en alerta a todo el personal médico sobre la posibilidad de tener a un potencial donante de órganos.
“El Código Ángel» se crea para sensibilizar a todo el personal que hay una alta posibilidad que se realice un trasplante en el hospital Sabogal y para que todos los servicios involucrados en procura y el trasplante de órganos se pongan en estado de alerta y que se cumplan todos los procesos adecuadamente”, así lo explica el Dr. José Miguel Espinoza Arteaga, jefe del departamento de emergencia y área crítica del hospital.
Creado bajo resolución de gerencia N°516, el “Código Ángel” se activa desde que llega un paciente al servicio de emergencias del hospital o está internado ya varios días y presenta daños severos en el cerebro con riesgo de tener una muerte encefálica.
Una vez emitida la alerta, el paciente es evaluado por un grupo de profesionales conformado por neurocirujanos, neurólogos, emergenciólogos e intensivistas que determinan si el cerebro ha dejado de funcionar.
Una vez que se declara la muerte cerebral, el equipo de procura se pone en contacto con la familia para concientizarlos sobre la importancia de autorizar la donación de los órganos. Luego que la familia hace un análisis del impacto que tiene esta decisión y aceptan la donación, el paciente pasa a la condición de donante.
Desde que se extraen los órganos, los profesionales de salud inician una carrera contra el tiempo, pues tienen menos de 24 horas para contactar a pacientes que sean compatibles con los órganos del donante y puedan entrar a sala de operaciones para someterse a un trasplante.
En un país donde solo hay dos donantes por cada millón de habitantes, tener la certeza de un donador representa una luz de esperanza para unas 9 familias. Tal es el caso de Lida, una joven enfermera de 28 años que el pasado mes de setiembre se sometió a un trasplante de riñón tras estar cerca de 3 años en lista de espera.
“Cuando un paciente tiene falla renal, sus riñones ya no funcionan, ingresan a un programa de diálisis, que es estar conectado a una máquina por cerca de 2 a 3 horas, cada 3 o 4 veces a la semana, durante toda su vida. Cuando nosotros vemos que hay una oportunidad de trasplante, pensamos en que a uno de nuestros pacientes que están sometidos a esta situación se les puede cambiar la vida”, señala Espinoza.
En lo que va del año, el hospital Sabogal ha realizado 13 trasplantes de riñón y 5 de córneas, sin embargo, la brecha sigue siendo larga. Si bien el hospital Sabogal es el primero en incluir un programa de alerta como el “Código Ángel” a sus protocolos, la meta para el hospital Sabogal es aumentar la capacidad de respuesta de los profesionales, para que además de trasplantes de riñón y córneas, se hagan trasplantes de hígado, pulmón, páncreas y corazón en el hospital Sabogal.