A propósito del reciente fallecimiento del legendario actor hollywodense, Kirk Douglas, a los 103 años de edad, los críticos han recordado su lado oscuro y también de otras 4 estrellas con un reverso tanto o más vulnerable que el suyo
El actor John Cusack definió a Hollywood así en TheGuardian: “Una casa de putas donde la gente se vuelve loca”. Las vidas de sus estrellas darían para melodramas trágicos, comedias negras y thrillers macabros tan delirantes que ningún guionista se atrevería a escribirlos. Aquí un repaso de algunos de ellos, con datos que sorprenderá a más de uno:
Kirk Douglas
Pasó a la historia como el primer actor de carácter en conseguir ser una estrella comercial, el único que apoyó al guionista Dalton Trumbo cuando el senador McCarthy le metió en la lista negra por afinidades comunistas. Hasta antes de su muerte era – junto a Olivia de Havilland – la última leyenda del Hollywood clásico que quedaba vivo.
Su lado oscuro. Llevaba casi cinco décadas arrastrando el rumor de que encerró a una joven Natalie Wood en una habitación de hotel durante un casting, la agredió, la humilló y la violó varias veces. Al llegar a casa, la madre de Wood la regañó por “haber molestado” al actor y la llevó al hospital discretamente. Los estudios ocultaron el suceso, pero Wood nunca se recuperó emocional ni psicológicamente del ataque perpetrado por “un poderoso actor” que, según diversas crónicas como la publicada en Gawker, “todo el mundo sabe que se trata de Kirk Douglas”.
Errol Flynn
Fue el primer aventurero del cine y un galán pendenciero que se pasaba las noches en fiestas donde docenas de mujeres le asediaban. Su imagen pública quedó resumida en aquella leyenda urbana de que era capaz de tocar el piano con su pene: virilidad, descaro y rumores.
Su lado oscuro. Flynn se dio cuenta de que no le hacía falta reflexionar sobre sus actos, porque el estudio se encargaría de ocultarlos: cuando le dio un puñetazo a su mujer, Warner aseguró que habían sufrido un accidente de coche para evitar atropellar a un gatito. Cuando dos adolescentes le acusaron de violación, el abogado de Flynn basó su defensa en tres supuestos: “¿qué esperaban que ocurriese si se tumbaban en una cama con Flynn por ahí rondando?” El jurado declaró inocente al actor, que siguió siendo la mayor estrella de Hollywood hasta que la adicción a la heroína le consumió y murió a los 50 años.
Cary Grant
Cary Grant (su nombre real: Archibald Alexander Leach) pasó a la historia como el único hombre en el que hay que fijarse para parecer elegante, ya sea gastando bromas, ligando con Katharine Hepburn o huyendo de una avioneta. George Clooney se ha forjado una carrera entera imitándolo.
Su lado oscuro. Cary Grant jamás superó el trauma de ser abandonado a los 11 años por su madre, que desapareció sin dar explicaciones. Cuando a los 31 descubrió que seguía viva en un manicomio, donde su marido la internó para formar una nueva familia, se embarcó en más de 100 sesiones con LSD para tratar de gestionar su dolor. Según Grant, este tratamiento le ayudó a comprender que saboteaba sus relaciones para intentar “matar a la madre”, y por eso se casó cinco veces.
Ingrid Bergman
Fue una de las actrices más admiradas, respetadas y taquilleras del Hollywood clásico. Cuando protagonizó “Las campanas de Santa María”, los conventos vieron aumentar el número solicitudes de aspirantes a monja.
Su lado oscuro. El primer marido de Ingrid Bergman, PetterLindström, la acusó de ser bebedora, promiscua y obsesionada con su carrera. La huida de Bergman a Italia para iniciar un romance con el director Roberto Rossellini escandalizó al Vaticano, al Senado estadounidense y a la prensa: había abandonado a su hija (a quien vería una sola vez durante los siguientes ocho años), a su país y a su industria por un romance. Cuando regresó arrepentida, tras divorciarse de Rossellini, Hollywood la celebró como a una hija pródiga dándole el segundo de sus tres Oscars, por Anastasia.
Judy Garland
Judy Garland fue el símbolo definitivo de todo lo hermoso y todo lo espeluznante de Hollywood. A los 17 años, protagonizó “El mago de Oz”, inscribió OverTheRainbow en el imaginario colectivo como la canción que siempre estuvo ahí y acabó rodando “Ha nacido una estrella” en calidad de vieja gloria. Y tenía solo 32 años.
Su lado oscuro. La Metro-Goldwyn-Meyer le impuso una dieta, desde los 13 años, a base de sopa, lechuga y 80 cigarrillos diarios. Le daban anfetaminas para trabajar y barbitúricos para dormir. Cuando empezó a desarrollarse físicamente, los ejecutivos se referían a ella en su cara como “una cerda con coletas”, “una pequeña jorobada” o “un monstruo que baila”. A los 25 años, intentó suicidarse en un manicomio, sufrió adicción a los somníferos, al alcohol y a la morfina y, tras su segundo intento de suicidio rajándose la garganta, la misma Metro-Goldwyn-Meyer que le había enganchado a todas esas sustancias, la despidió. Murió a los 47 de una sobredosis de pastillas.