Tomando en cuenta la reacción emocional de los políticos y los medios de comunicación occidentales ante la decisión de Rusia de no prolongar la Iniciativa de Granos del Mar Negro, nos gustaría explicar lo siguiente al público peruano.
Quisiera recordar que el paquete de acuerdos propuesto por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, y firmado en Estambul el 22 de julio de 2022 incluye tanto la “Iniciativa del Mar Negro” como el Memorándum Rusia-ONU, interconectadas entre sí para garantizar la seguridad alimentaria mundial y brindar asistencia a los países necesitados en Asia, África y América Latina. Rusia ha llamado repetidamente la atención a la falta del progreso en la realización del Memorándum Rusia-ONU sobre la normalización de las exportaciones agrícolas y de fertilizantes rusos, impedidas por sanciones ilegitimas unilaterales, algunas impuestas desde 2014.
En particular, se trata de reconectar el banco agrario ruso “Rosseljozbank” al sistema SWIFT, reanudar suministros de maquinaria agrícola, repuestos y servicio; cancelar restricciones a los seguros, levantar la prohibición de acceso a los puertos; reactivar el conducto de amoníaco «Togliatti-Odessa», volado en el territorio controlado por los ucranianos; desbloquear activos y cuentas de empresas rusas relacionadas con la producción y el transporte de alimentos y fertilizantes.
Es demostrativo que se ponen obstáculos incluso para donaciones de nuestros fertilizantes a los países más necesitados y pobres. Desde el septiembre de 2022, de las 262 mil toneladas de carga humanitaria bloqueada en Letonia, Estonia, Bélgica y los Países Bajos, solo se han remitido dos envíos: 20 mil toneladas a Malawi y 34 mil toneladas a Kenia.
También es importante tener en cuenta que la parte ucraniana del «paquete» no cumplió los objetivos humanitarios declarados. De hecho, se usó exclusivamente con fines de lucro de grandes empresas americanas y europeas que exportaban cereales desde Ucrania. Analizaremos puras estadísticas. Se exportó un total de 32,8 millones de toneladas de carga (principalmente maíz forrajero), de las cuales más del 70% se destinó a países de ingresos altos, incluida la UE. Los países más pobres recibieron menos del 3%. Al mismo tiempo, las exportaciones de cereales de Rusia (la mayor parte – trigo), que se enviaban a los países de Asia (60%) y África (30%), así como los fertilizantes, que hubieran podido contribuir significativamente al fortalecimiento de la seguridad alimentaria, no interesaban ni a la Secretaría General de la ONU, ni a los países occidentales. Por ejemplo, un problema importante para el sector agrícola peruano el año pasado fue la suspensión de los suministros rusos debido a las sanciones occidentales, dado que Rusia proporciona el 70% de la urea de Perú.
A lo largo de todo este tiempo el régimen de Kiev no desdeñó utilizar el corredor marítimo humanitario para llevar a cabo provocaciones y ataques contra instalaciones civiles y militares rusas. Uno de los atentados terroristas ocurrió el 17 de julio contra el puente de Crimea matando a 2 personas e hiriendo a una niña menor de edad.
En estas condiciones de sabotaje abierto de la implementación de los acuerdos de Estambul, la continuación de la «iniciativa del Mar Negro» que no cumplió su objetivo humanitario carece de sentido. Solo cuando se obtengan resultados concretos, Rusia estará dispuesta a considerar el restablecimiento del acuerdo. Al mismo tiempo, nuestro país tiene capacidades para reemplazar el grano ucraniano en el mercado mundial tanto de forma comercial como donaciones (si se trata de los países más necesitados).
(*) Embajador de Rusia en el Perú