Un reciente estudio realizado por la Universidad de Ginebra ha revelado un hallazgo sorprendente en la necrópolis de Barmaz, Suiza, fechada hace aproximadamente
El estudio, liderado por Déborah Rosselet-Christ del Laboratorio de Arqueología de África y Antropología de la Unige, utilizó técnicas de geoquímica isotópica para analizar los restos de individuos enterrados en Barmaz. Los resultados mostraron que no existían diferencias dietéticas significativas entre hombres y mujeres, ni tampoco entre locales y no locales. Este descubrimiento desafiaba la visión tradicional de muchas sociedades antiguas, donde la subordinación femenina era común.
Según Rosselet-Christ, aproximadamente el 14% de los individuos enterrados en Barmaz no eran locales, lo que indica un alto grado de movilidad en esta sociedad del Neolítico Medio. Esto sugiere que la comunidad era más abierta y equitativa en términos de acceso a recursos, independientemente del origen o sexo de sus miembros.
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Los análisis isotópicos de carbono, nitrógeno y azufre en los huesos revelaron que todos los miembros de la comunidad tenían una dieta basada principalmente en recursos terrestres, con un consumo notable de proteínas animales en lugar de acuáticos. Este patrón dietético igualitario refleja una distribución equitativa de recursos dentro de la sociedad de Barmaz.
Este descubrimiento no sólo es importante para entender las dinámicas sociales y alimentarias de una comunidad antigua, sino que también destaca la importancia de la igualdad de género en todos los aspectos de la vida humana. La igualdad de género no sólo es un derecho humano fundamental, sino también crucial para el desarrollo social, económico y ético de las sociedades modernas. Construir sociedades más justas y equitativas sigue siendo un objetivo central para el progreso global y el bienestar colectivo.