Por Francisco Diez-Canseco Távara
Sobre el indulto y la gracia presidencial concedidos por el Jefe del Estado, Pedro Pablo Kucsynski a Alberto Fujimori quiero hacer algunas precisiones.
En primer lugar, el informe médico, que es la piedra angular de la concesión presidencial, no ha sido hasta ahora rebatido con seriedad y, por el contrario, ha puesto en evidencia hasta donde puede llegar la manipulación de la caviarada cuando ha pretendido engañar a la opinión pública con el cuento de que el Colegio Médico se ha pronunciado en contra y lo que hay, en verdad, es la opinión de un médico, recogida por la revista de esa agrupación profesional.
El indulto no fue otorgado, sin embargo, por las preocupaciones humanitarias de Kucsynski, sino que consistió en una transacción corrupta de este personaje -que debió ser vacado y debería renunciar- con Alberto Fujimori representado, en público, por su hijo Kenji.
De esa manera, el mayor lobbysta de la historia del Perú se ha mantenido en el Poder mediante un acuerdo con quien, al margen de sus hoy atendibles problemas de salud, encabezó uno de los regímenes más corruptos de la sistema republicano (sin restarle los méritos que se le pueden reconocer en ciertas áreas).
La defensa de la gobernabilidad, argumento utilizado por el ahora autotitulado “Avenger” de los Fujimori para justificar la abstención de su bancada, es ciertamente deleznable: los propios ppkausas -salvo los palaciegos- rezan hoy para que PPK renuncie y la Presidencia sea ocupada por Martín Vizcarra quien, por lo menos es peruano y tiene, según parece, buenos antecedentes como gobernador de Moquegua.
Mientras tanto, el país está parado con un gobernante que sigue endeudando al Perú mientras la inversión privada no camina, la recaudación se cae, el crecimiento del PBI se estanca y la Deuda Social del Estado Peruano sigue creciendo.
Y el nuevo “líder” del fujimorismo sigue en su empeño de convertir la política peruana en una caricatura, en el estilo de su padre quien incentivó el transfuguismo y la proliferación de partidos allegados a él, aunque también puso una valla tan alta de firmas para la inscripción que hasta un Notario terminó preso por ese motivo.