Mucho enfado, cuando no indignación, ha causado en la ciudadanía el retraso en la instalación de muchísimas mesas de sufragio, en la primera vuelta de las elecciones generales del presente año.
El tema no es de organización, pues ha habido muchísimas facilidades, más locales de votación, horarios por lo general convenientes, información veraz y oportuna, inclusive en las páginas web de las entidades electorales y por los correos electrónicos y teléfonos celulares de los electores.
Entonces se preguntarán con toda razón quienes leen esta columna, ¿dónde estuvo el problema? y para ello tendremos primeramente que recordar el mandato de la Ley Orgánica de Elecciones.
La norma preceptúa que en caso de inconcurrencia de miembros titulares sorteados en su momento, la mesa de sufragio se completa con suplentes y si no estuviesen presentes todos, quien asuma la presidencia de la mesa de sufragio, la completa con cualquiera de los electores asistentes, pero si es que no hubieren concurrido ni los titulares ni los suplentes, el Presidente de la mesa que antecede o de la que le sigue en numeración, designa al personal que debe constituir la mesa, esto es a tres electores de la mesa respectiva que se encuentren presentes, de manera que la Mesa comience a funcionar sin más demora.
Agrega el dispositivo legal que el Presidente de la mesa puede ser auxiliado por la fuerza pública, si fuere necesario, no pudiendo las personas designadas negarse al desempeño de los cargos, pero si se negasen serán pasibles de multa equivalente al 5% de la UIT, pudiendo cobrarse coactivamente. Conocido lo anterior, se acredita que la legislación fue previsora, y también dispuso que la Policía principalmente, preste el auxilio pertinente para que las personas seleccionadas dentro de la fila de votación asuman la conducción de la mesa de sufragio.
Expresado lo dicho, podríamos concurrir en que el problema ha sido que la Policía no ha auxiliado debidamente a la autoridad electoral que corresponde, a que los llamados asuman la conducción de la mesa aun no instalada, o que no haya ejercido la Policía en forma severa la función que la ley le ha confiado.
En muchos procesos pasados hemos advertido, que la Policía ejercía en forma estricta su función y obligaba a los seleccionados de la fila a que asumieran la conducción de la mesa de sufragio.
Ahora, la Policía que ha sido tan golpeada, tan difamada y acusada de excesos por ejercer sus funciones, llevada ante los tribunales, denunciada por abuso de autoridad y otras supuestas infracciones, así como descabezados sus altos mandos, no quiera exponerse a todo ello y, pecando de actitud benevolente, prácticamente invoque a los electores el cumplimiento del deber.
Hay que darle a la Policía el apoyo desde las más altas esferas gubernamentales para que ejerza sus prerrogativas sin temores, y de ser el caso, en la actualización de la legislación electoral, se autorice la detención por 24 horas de quienes se nieguen a instalar las Mesas.
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