Trump proporcionó el ‘factor X’ al presionar a Netanyahu
Después de más de 15 meses de guerra, y sólo cinco días antes de que Donald Trump asuma como el 47º presidente de Estados Unidos el 20 de enero, por fin se ha acordado un alto el fuego en Gaza.
El acuerdo, alcanzado el 15 de enero, es esencialmente la misma propuesta que el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, obtuvo de Israel en mayo. Fueron necesarios ocho meses de tortuosa mediación y los esfuerzos conjuntos de las administraciones estadounidenses, tanto la antigua como la nueva, junto con las de Egipto y Qatar, para conseguir que Israel y Hamas, los islamistas de Gaza, se comprometieran.
Trump parece haber sido el ‘factor X’. Dejó en claro a los israelíes que no tiene ningún deseo de llegar a la Casa Blanca teniendo que gestionar más guerras en Oriente Medio. Esa belicosidad parece haber ayudado a asegurar un alto el fuego en el Líbano y ahora en Gaza.
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Durante la primera fase del acuerdo, que se prevé que dure seis semanas, Hamas liberará a 33 de los 98 rehenes israelíes que siguen retenidos en Gaza, a cambio de cientos de prisioneros palestinos. Durante este período inicial se celebrarán nuevas conversaciones para ultimar la siguiente etapa de la retirada israelí de Gaza y la liberación de los rehenes restantes.
Es demasiado pronto para decir que la guerra ha terminado. Cada etapa está llena de riesgos. No está claro cuántos de los rehenes siguen vivos (la inteligencia israelí cree que alrededor de la mitad de ellos). Tampoco es seguro que Hamas pueda liberarlos a todos, ya que algunos fueron capturados por otros grupos palestinos. Israel, que actualmente ocupa aproximadamente un tercio del territorio de Gaza, está exigiendo garantías de seguridad en las próximas fases, que Hamas se resistirá a aceptar. Y su gobierno sigue insistiendo en que está luchando por la “victoria total”, negándose a aceptar oficialmente que la guerra podría terminar pronto.
Mientras tanto, Hamas está dividida entre sus líderes fuera de Gaza, que se han mostrado más flexibles en las conversaciones, y sus comandantes supervivientes en el enclave, encabezados por Muhammad Sinwar, un hermano menor de Yahya, el cerebro del ataque del 7 de octubre que fue asesinado por Israel en octubre pasado. El joven Sinwar controla ahora el destino de los rehenes israelíes. Está ansioso por demostrar a los palestinos y al resto de Hamas que puede lograr un acuerdo más duro a cambio de liberar a los cautivos. Insistió en ser el último en dar su consentimiento al alto el fuego y aún puede echarlo por tierra.