Jorginho mandó a las nubes un penalti que habría desencallado el empate 1-1 definitivo. Italia se jugará el billete directo en la última jornada
En la previa del partido, el técnico de Italia conformó su ataque con Chiesa, Belotti e Insigne. Asimismo, Mancini formó su mediocampo con Barella (Cristante, 69′), Jorginho y Locatelli. En cambio, el entrenador de Suiza decidió atacar con Shaqiri (Sow, 79′), Vargas (Zeqiri, 87′) y Okafor.
En la primera parte, Italia no se contagió de la fuerza de su himno y salió anestesiada. Y en una contra, Okafor corrió y se la dio a Widmer para que fusilara a Donnarumma. Un zapatazo a gol. El susto hizo retroceder a Suiza, de nuevo salvada por su portero de un disparo de Chiesa. Luego, Sommer, acostumbrado a milagros, no estuvo fino en el 1-1 de Di Lorenzo.
En la segunda parte, Mancini tardó 13 minutos en agitar la coctelera: Berardi y Tonali por Belotti y Locatelli, lo que de paso resituaba a Chiesa como falso ‘9’. Por consiguiente, Italia redujo el encuentro a un frontón. Y Yakin renunció a Shaqiri y Okafor para plantar un autobús de dos pisos delante de Sommer. Tras consultar al VAR, Taylor sancionó como penalti un empujón sobre Berardi y Jorginho, el especialista, disparó a las nubes. El Olímpico se quedó helado. Italia se jugará el billete en Belfast. Toca sudar.