Japón exige a china que retire boya de su zona marítima de las aguas de Fukushima
La boya se encontró el pasado mes de julio cerca de las islas Senkaku controladas por Tokio pero reclamadas por Beijing bajo el nombre de Diaoyu. «Hemos pedido la retirada inmediata», aseguró un responsable del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Las tensiones entre ambos países escalaron después de que Japón iniciara el vertido al mar de las aguas residuales tratadas de la central nuclear de Fukushima a finales de agosto.
Beijing suspendió entonces todas las importaciones de productos marítimos de Japón, lo que provocó una caída del 41,2% en agosto de las exportaciones alimentarias niponas a China.
desde finales de agosto, una ola de llamadas intempestivas procedentes aparentemente de China afecta a empresas, ciudadanos y organizaciones gubernamentales de Japón.
La embajada nipona en China recibió más de400.000 llamadas intempestivas, según informaciones de la agencia japonesa Kyodo.
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Japón cosechó un déficit comercial de unos 5.890 millones de euros ante la caída de las exportacionesy la activación de restricciones por parte de China a raíz del vertido al de agua tratada de la accidentada central nuclear de Fukushima.
El dato supone el segundo mes consecutivo de saldo negativo, según los datos publicados este miércoles por el Ministerio de Finanzas Nipón.
Las exportaciones japonesas en agosto cayeron un 0,8 % hasta sumar 54.085 millones de dólares, al tiempo que las importaciones cayeron un 17,8 % hasta quedar en 60.385 millones de dólares un año después de que la factura de las compras relacionadas con el sector energético comenzara a dispararse.
Pese a que Japón envió más automóviles a EE.UU en agosto, las exportaciones de la tercera economía mundial se resintieron, y preocupan especialmente las restricciones impuestas recientemente por Beijing.
China prohibió importar productos del mar japoneses a finales de agosto después de que comenzaran los primeros vertidos de agua de Fukushima pese a que el Gobierno nipón asegura que la operación, avalada por la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), no afectará al medio ambiente.