Hoy se enfrenta a Sergio Massa en la segunda vuelta
Por: Sebastián Iturriaga Vásquez
Javier Milei se consolidó como un conocido economista libertario en Argentina, luego de los ponentes debates que tuvo en televisión. A pesar de las críticas de los más dogmáticos de sus seguidores, que creen que un libertario no debería participar en política, decidió sumarse a esta nueva aventura desde el año 2020.
«El Peluca» postuló como diputado nacional para las elecciones legislativas 2021, en aquella ocasión resultó elegido, como tercera fuerza, junto a Victoria Villarruel, su compañera de fórmula, que hoy en día la acompaña como candidata a vicepresidente.
Milei llegó, para disgusto y satisfacción de muchos, como una opción que intenta ser puramente liberal. Siempre crítico de la otra coalición derechista, la de Juntos x el Cambio, a quienes los acusaba de ser “kirchneristas de buenos modales” o “socialistas amarillos”, posicionándose de esta forma como uno de los opositores a la gestión de Mauricio Macri.
Liberalismo puro y duro, eso es lo que enfatiza tajantemente cada vez que va a un set de televisión. Todo para que, tal como lo afirma él, es lo necesario para que Argentina vuelva a ser potencia. Queda muy claro, Javier Milei es un liberal “puro y duro”.
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Su liberalismo es calificado como de derecha extravagante, es la primera vez en Sudamérica que un candidato, autopercibido filosóficamente como anarcocapitalista, aspira a ser el próximo presidente de la nación gaucha.
Él define al liberalismo como “el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”, basado en el principio de no agresión. Esencialmente, su lema está orientado al capitalismo, ahorro y trabajo duro.
Según Milei, es el capitalismo liberal la máquina para sacar de la pobreza a la gente. Siendo este un discurso que ha pegado, aunque no sea muy creíble, en los barrios más desfavorecidos de Buenos Aires; en contraposición al kirchnerismo, acusado de tener una gestión incompetente y empobrecedora.
Para Milei, el capitalismo es la máquina de la prosperidad y el bienestar. A diferencia del Estado, que también lo considera una máquina, pero no una máquina solucionadora de problemas. Todo lo contrario, más bien los considera como una máquina que crea y multiplica exacerbadamente los problemas de los ciudadanos.
También, es un enemigo ferviente de los impuestos, a los cuales los identifica como una estrategia del Estado para robar dinero a la gente. Tanta es su aversión, que un debate en televisión en vivo que tuvo con la ex candidata a la presidencia, Patricia Bullrich (hoy su aliada en el ballotage); dijo que “antes de subir un impuesto, me corto un brazo”.
No solo es la némesis de los impuestos, también lo es de la inflación, a la que también considera como un robo de los políticos a los ciudadanos trabajadores. Milei identifica como el gran causante del robo inflacionario al Banco Central; por este motivo, de llegar a la presidencia, esta institución tendría las horas contadas. Propuesta descabellada para muchos, pues ninguna opción de derecha en las elecciones generales se animó a proponer tal cosa.
Dirán que es incoherente su participación política, porque él siempre se manifestó como un antipolítico. Pero de nada sirve quedarse sentado en el sofá acariciando a sus perros si el país está en llamas, dicho por él. De ahí viene el discurso contra la casta, contra los mismos de siempre. Casta hoy representada en su adversario por llegar a la Casa Rosada, nada más y nada menos que Sergio Massa, el ministro de economía del 140 por ciento de inflación.
Desde la concepción de Milei, los políticos solo han servido para parasitar al Estado y vivir a costa del esfuerzo de la gente. Por eso, sus mismos rivales políticos fueron los que lo convirtieron, sin querer, en un outsider. Una creación de la casta.
Javier está a poco de dar un paso importante, si el pueblo argentino lo permite. Podría convertirse en el primer presidente libertario, superando totalmente a los demás intentos de liberalismo. Ahora, este libertario, de filosofía anarquista, entró a la política no para guiar corderos, sino para despertar a una manada de leones.
