No hay espacio en nuestro tiempo para un estado social de opinión sensata, racional y constructiva. Pues, en el ambiente político ha ganado terreno la franca confrontación impulsados por la intolerancia. Lo cual, per se, es altamente peligroso o tóxica para el reino de la democracia. Es imperdonable que el centro político pase desapercibido y en camino de la extinción.
Parte importante del espectro político corrió al campo de la extrema derecha o al campo de la extrema izquierda. De otro lado, la derecha se deslizó hacia la extrema derecha y la extrema derecha hacia el absolutismo abierto. Poco queda de la izquierda que se achica y se atemoriza.
El tufillo de la dictadura silenciosa cobra presencia real. ¡Oh, cuánto de razón tenía el Hidalgo y noble don Quijote de La Mancha, Don Miguel de Cervantes Saavedra, al exclamar: “La falsedad tiene alas y vuela! La verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde”.
De igual modo, el odio prende allá donde la intolerancia se cultiva y, aun cuando la paz, la confraternidad y amor le pise los talones, no lo devora, porque el odio es más fuerte cuando ha chamuscado o neutralizado la racionalidad. Entonces, muchas vidas y libertades se perderán para después cansados de tanta desgracia, se imponga la paz y la cordura.
No esperemos llegar a esta extrema situación. La ilustración del centro político tiene que cumplir una misión histórica de fomentar paz, entendimiento, tolerancia y respeto por las ideas.
Nada justifica que el odio entre peruanos haya crecido a niveles alarmantes como algo monstruoso y siniestro, en lo espiritual y en lo más venenoso. Tenemos que poner coto a esta situación indeseable. No esperemos que el pueblo medroso y atormentado pierda su lado amable y bondadoso. Pues, el soberano está adormecido y lo está por la mano dura que se aplica contra toda forma de oposición.
Asustado y atormentado, esperando salir de estado de cosas en el ámbito económico, inseguridad, pérdida de legitimidad, futuro incierto, etc. No obstante, tiene la certeza que no existe forma humana de gobernar a la gente contra su voluntad. Pues, el león dormido puede en algún momento despertar y devorar a sus opresores o engatusadores.
El gobierno de Dina Boluarte tiene la oportunidad de gobernar no en función de las encuestas, sino en función de los intereses nacionales, porque en tiempos de inestabilidad mundial somos más vulnerables. Inquietud suficiente, para no fomentar más enfrentamientos vengan de donde vengan.
Peor aún, aislarnos de los países de nuestra región. En rigor, todos nos encontramos en una situación de vulnerabilidad de ser presa de cualquier aventurero que puede llegar al poder con una prédica altisonante, extremista y peligrosa para las libertades del ciudadano.
Entonces, no es buena señal capturar o politizar las fuerza Armadas y Policiales, el Ministerio Público, Poder Judicial, Tribunal Constitución, entre otras instituciones. Necesitamos a una derecha y una izquierda ilustrada, no una bruta y achorada.
(*) Abogado penalista y analista político.