Actor afirma que es imposible dejar la actuación
Por: Mónica Ancajima Otero
El actor Juan Carlos Rey de Castro, conocido por su versatilidad en televisión, cine y teatro se considera un apasionado por lo que hace. Con una carrera que fusiona la ingeniería industrial y la actuación, Rey de Castro se presentará el 11 de febrero en la obra «No estás solo» en el teatro NOS de la PUCP en San Isidro. En esta entrevista para La Razón, Juan Carlos cuenta sobre sus inicios, su perspectiva sobre la actuación y su participación en esta obra.
¿Cómo decidiste convertirte en actor?
A los 11 años tuve la oportunidad de hacer varios comerciales de televisión, antes eran menos costosos y más largos. Un día caminando en Polvos Rosados con mi mamá, me vi en un comercial en el televisor de un puesto y no me reconocí, pese a que mi texto era un poco amplio. Le pregunté a mi mamá, por qué no me reconocía ni sentía que era yo. A lo que ella respondió “Es porque ahí estás en un personaje”, me sorprendió tanto y ahí nació el bichito de actuar. Me pareció interesante tener la capacidad de interpretar a personas que son distintas a mí.
Después investigué y exploré lo que era actuar y los procesos que implicaba. Es un trabajo hermoso que te permite hacer reflexionar a la gente sobre distintos temas o simplemente sacarla de sus problemas del día a día.
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Eres ingeniero industrial que se dedica a la actuación, ¿qué determinó que te inclinaras por lo artístico?
A los 12 años estuve en el programa de televisión “Chiquitoons”, en la conferencia de prensa me preguntaron si me quería dedicar a actuar cuando fuese grande. Y dije que primero estudiaría una carrera de números para tenerla como respaldo y en paralelo la actuación. Y finalmente eso pasó, como si hubiese decretado. La Ingeniería Industrial me parecía fascinante y me encantaba porque te permitía desarrollar un montón de competencias y habilidades que te sirven no solamente para trabajar como ingeniero, sino para para toda la vida. Escogí Ingeniería Industrial, sabiendo que después iba a practicar como ingeniero, iba a trabajar como ingeniero e iba a ahorrar todo lo que pueda ahorrar para mantenerme en mi proceso de retomar la actuación. Siempre es bueno tener algo en paralelo, otro trabajo, inversiones o lo que sea, yo soy profesor de yoga, acabo de terminar una maestría de gestión y emprendimiento de proyectos culturales en España. Siempre estoy estudiando cosas nuevas.
¿Alguna vez has pensado en dejar la actuación y dedicarte a las otras cosas que has estudiado?
Creo que es imposible dejar la actuación de alguna manera, ya queda en nosotros para siempre porque actuar va mucho más allá de lo que se ve en pantalla. El proceso de crear un personaje y de estudiar su vida para contarla en una historia. Me llama la atención, la dirección, la producción, también he llevado talleres de producción y edición, en algún momento me gustaría dirigir proyectos audiovisuales también, por eso es que estudié mi maestría en gestión de proyectos culturales. La vida nos da tiempo, pero pensamos que solo podemos hacer una cosa, se pueden hacer varias cosas en una misma vida.
Ahora te presentas en esta obra, “No estás solo”, cuéntanos un poco sobre tu personaje en “Por accidente”
Mi personaje se llama Diego, es muy divertido porque también es actor, pero en el transcurso de la historia se toca sobre los prejuicios que hay sobre la actuación. El tema principal es que a raíz de un casi accidente surgen conversaciones un poquito más profundas entre él y su pareja. Al igual que las otras tres obras, giran en torno a la empatía, la unión y ponernos en los zapatos del otro para entender, que es algo que nos falta tanto en este mundo. Es una iniciativa de la empresa privada para ayudar a los damnificados, me pareció genial la idea cuando me contaron del proyecto, hacer dos funciones, que las entradas se paguen con donaciones de víveres no perecibles. Además, es una manera de regresar al teatro después de tanto tiempo, porque la última obra que hice fue en el 2018.
¿Cuánto de Juan Carlos hay en Diego? Dejando de lado que ambos son actores
La pasión que tiene Diego por la actuación. En la misma pasión que yo tengo en general, el apasionamiento en la vida, en lo que hago.
Esta iniciativa de que la entrada no sea monetaria, sino por donación de víveres. ¿Crees que se debería ver más seguido para apoyar causas sociales?
Sí, es difícil que sea exactamente así, pero podría hacerse algo parecido durante la temporada del teatro porque dura dos meses y un poquito más, se podría hacer funciones especiales donde las entradas sean así o alguna otra dinámica, se han hecho obras con objetivos benéficos, algunos lunes en las temporadas de Preludio. Hay productoras han hecho eso, pero no es una práctica regular y creo que eso es lo que falta, regularizar esa iniciativa.
¿Sientes algún tipo de miedo por el hecho de ser actor?
El miedo que sentía era el de no intentar ser actor. Cuando terminé la universidad y ya trabajaba en una empresa me preguntaba qué pasará, ¿cómo me voy a sentir cuando llegue a los 70 años y me pregunte qué hubiese pasado si hubiese intentado actuar? Me da miedo quedarme con la duda de no intentar algo que creo que me puede apasionar.
¿Alguna vez aceptaste un papel que no te convencía?
No, lo que me ha pasado es que he aceptado muchos trabajos al mismo tiempo y luego me he arrepentido por no tener tiempo de descanso. He tenido momentos en los que solo dormía en el mejor de los casos dos horas y media por noche, pero cada cosa que hacía me fascinaba. Lo que sí recuerdo es haber rechazado proyectos porque no me convencían o porque no podía por tiempos y me terminé arrepintiendo de no aceptar.
¿Cómo te sientes con la acogida del público por “Papá en apuros”?
Agradecidísimo, es una mezcla de paz y adrenalina porque es un proyecto arriesgado de hacer algunas cosas. En la calidad de la imagen, los tipos de planos y secuencia; todo se hacía en secuencia con tres cámaras que estaban en constante movimiento. El público pensaría que teníamos ocho cámaras, pero eran tres bien posicionadas y haciendo una coreografía perfecta de movimiento. Algo que más gratifica es que muchos papás, mamás o inclusive abuelas nos escriben diciéndonos que los más jóvenes del hogar solo veían cosas en internet, pero ahora se junta toda la familia enfrente a un televisor. Así que, agradecido por la vida, agradecido con Dios y ojalá tenga la oportunidad de seguir probando cosas nuevas que tengan un impacto bonito.