Por: Pablo Carranza
– ¿Considera que la cirugía estética a la que se sometió la presidenta Dina Boluarte es causal para una vacancia?
Lamentablemente, la vacancia por incapacidad moral se ha convertido en un tema absolutamente numérico, es decir, solamente depende si es que se tienen los votos en el Congreso, dada la forma en que ha sido interpretada en muchas ocasiones. Yo entiendo que debe restringirse para casos graves, para casos que signifiquen sin ninguna duda, un comportamiento de carácter permanente de una persona que ostenta el cargo más alto del país y que definitivamente su permanencia genera incertidumbre. Obviamente, como el caso de Pedro Castillo, que esto pueda llevar a un resquebrajamiento del orden democrático. No considero que el comportamiento de Boluarte tenga la misma gravedad de ninguna manera que el golpe de Estado de Castillo porque estamos hablando de un delito que tiene una pena máxima de dos años. Entonces, estamos hablando obviamente de criminalidad, de escasa reprochabilidad.
– ¿Esta situación se da porque en este caso no hay vicepresidentes?
Ojo, y un presidente puede hasta tener un viaje protocolar y después aprovechar para pasar un día, por ejemplo, en familia, en la medida que tenga un vicepresidente. La situación en la que vivimos es excepcionalísima porque no tenemos vicepresidente, y no tenemos vicepresidente porque se permitió inscribir un partido con una persona que tenía serias imputaciones, que al día de hoy incluso lo han llevado a tener la condición de prófugo.
– ¿De qué manera usted cree que la presidenta se puede defender?
Mire usted, eso tiene que probarse. O sea, no solo tiene que investigarse, sino tiene que probarse eventualmente que ha habido esa situación y lo que hace más débil la probanza es que ya pasaron muchos meses. Una rinoplastia tiene una anestesia local y la persona es dada de alta muy rápidamente. Son un par de horas. Entonces, no genera la incapacidad o inhabilitación para el trabajo que puede generar otro tipo de intervención estética como un implante de glúteos, un implante de mamas, una lipoescultura, que son intervenciones quirúrgicas estéticas no curativas que definitivamente generan periodos de inhabilitación mucho más extendidos, de varios días. A diferencia de una rinoplastia que eventualmente son un par de horas.
– Con respecto al tema del ministro de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini y Qali Warma ¿qué nos puede decir?
Bueno, estamos hablando de hechos totalmente distintos. Estamos hablando básicamente de haber perdido el control de lo que significa la verificación de los estándares de salubridad de los alimentos que se le dan a los menores de edad que están realizando la labor escolar. Eso es gravísimo. Darle alimentos que no son aptos para el consumo humano no solo implica responsabilidades penales de los que han intervenido directamente, sino, obvio y necesario, que se exijan responsabilidades políticas en el ministerio correspondiente.
– ¿Esto puede alcanzar a Dina Boluarte, dado que ella era la ministra de esa cartera?
Sí, claro. Ella era ministra en la época en la que se contrató y peor aún en la época en la que se suministró. Recuerde usted que los contratos tienen varias etapas. Distinto es el momento en que uno contrata, que se otorga la buena pro, de cuando se ejecuta el contrato. Entonces, los controles se van dando no solo en cuanto yo estoy decidiendo a quién le otorgo la buena pro, sino también, otorgada la buena pro, yo tengo que controlar que el contrato se ejecute correctamente. Entonces, si el problema se ha presentado en la ejecución del contrato y no en la concesión del mismo, del otorgamiento de la buena pro, pues tiene que responder el ministro que estaba al momento en donde se produjo el acto disfuncional.
– ¿Si es que se encontrasen pruebas contundentes contra la mandataria, se podría dar una eventual vacancia presidencial?
Si estamos hablando de un caso de corrupción del contrato de lo que antes se llamaba Qali Warma y hoy día tiene otro nombre, sí, definitivamente. Si hubo corrupción y entrega de dinero para el otorgamiento de esa buena pro, no hay duda que eso sí tiene la gravedad suficiente para una vacancia presidencial.
– ¿Qué recomendaciones haría usted para delimitar la figura de incapacidad moral permanente?
Yo establecería causales expresas. Determinado tipo de delitos, determinado tipo de comportamientos para que no sea tan fácilmente interpretable y que el día de hoy esté casi casi sujeto a un tema, como dije al inicio, numérico. Si se tienen los votos es incapacidad moral permanente y si no se tienen no lo es. Para no llegar a un escenario tan relativo, lo mejor es establecer definiciones. ¿Qué se entiende por incapacidad moral permanente? ¿cuáles son los casos? si estamos hablando de imputación de actos delictivos en la gestión funcional ¿cuáles son los delitos que merecen esta incapacidad? y ¿cuáles son las infracciones constitucionales que merecen también la incapacidad? Si yo lo defino, evito exactamente que esto se convierta en algo extremadamente subjetivo y que esté a merced de los vientos que soplen en el Congreso en aquel momento.
