Por Martín Belaunde Moreyra
Cabe hablar con entera propiedad de la caída de Rajoy, porque su censura fue originada por la sentencia del famoso caso Gürtel, emblemático ejemplo de corrupción en la historia reciente de España. Lo peor es que no fue una situación aislada, sino que duró década y media – desde 1990 hasta el 2005 – involucrando a notorios líderes del Partido Popular (PP), tales como su tesorero, así como a otros del ámbito regional y municipal. Mariano Rajoy fue citado como testigo en el proceso, y si bien él no fue condenado negando toda vinculación con los hechos, éstos inevitablemente lo salpican por la acusación de negligencia. A lo que debemos agregar la actitud dubitativa de su aliado Ciudadanos en su tibia defensa del presidente del gobierno español.
La sentencia del proceso Gürtel, (correa en alemán por el nombre de su principal culpable, un empresario español que así se apellida) reveló que los sobornos calaron hondo en el ex partido gobernante. El PP como otros partidos en el pasado, entre ellos el PSOE, fuere para financiar campañas electorales o para el enriquecimiento encubierto de algunos dirigentes, o por una fatal mezcla de ambas cosas, cayó en la tentación de establecer alianzas corruptas con empresarios que medraban a costa del Estado. La posición de Rajoy se debilitó enormemente, razón por la cual no le quedó más remedio que aceptar de buena gracia la censura de sus pares y desear la mejor suerte al nuevo gobierno. Hábil político en su parco estilo, Rajoy aprovechó la oportunidad para recalcar que dejaba España mejor de la que encontró.
¿Quién es Pedro Sánchez? El flamante presidente del gobierno español es un joven, si bien veterano político, con una larga militancia en el PSOE, del cual fue presidente en el 2016, pero se vio obligado a renunciar, para emerger luego como ave fénix con el desafío de gobernar España. Es un político que ha pasado por temporadas muy malas, incluso renunció a su curul, pero se las arregló para recuperar el liderazgo de su partido. Sin embargo, el PSOE ya no es lo que fue en las décadas del 80 y 90 del siglo XX bajo el liderazgo de Felipe Gonzales, cuando dominaba el escenario político español. Hoy el PSOE es un partido minoritario en el parlamento con solo 84 diputados, que no le alcanzan para gobernar solo. Eso lo ha obligado a recurrir a una peligrosa alianza con PODEMOS, así Pedro Sánchez declare que su jefe, Pablo Iglesias, con sorprendente altruismo político no le pide nada a cambio. Adicionalmente ha tenido que solicitar el apoyo de los separatistas catalanes y del histórico PNV, que en esta ocasión decidió darle la espalda al PP, su ocasional aliado durante la presidencia de Rajoy.
Esta coalición podría llevar a Pedro Sánchez a comprometer la unidad de España. Sánchez ha declarado que el PSOE es contrario a cualquier tipo de separatismo. ¿Entonces por qué aceptó el apoyo de los separatistas catalanes? Ya se lo dijo una diputada de las islas Canarias con irrefutable elocuencia. Su gobierno podría desencadenar la división de España. ¿Será ese el precio de su precario poder? Quizás ello explique la serenidad de Rajoy que permanece quieto a la espera de una nueva oportunidad.