La captura por Hernán Cortés de la ciudad sagrada de Tenochtitlan

Hace 500 años, por los conquistadores españoles, luego de un estado de sitio de tres meses, con un ejército 99% indígena

por | Ago 16, 2021 | Especiales

Hace 500 años, por los conquistadores españoles, luego de un estado de sitio de tres meses, con un ejército 99% indígena

 BBC.COM/MUNDO

El 13 de agosto de 1521, hace 500 años, la ciudad maya de México-Tenochtitlan -hoy Ciudad de México– fue capturada luego de un estado de sitio y batallas encarnizadas que se prolongaron durante tres meses, por el conquistador español Hernán Cortés, al frente de un ejército compuesto por 99% de indígenas de pueblos desafectos con la monarquía azteca,

En otras palabras la hazaña de la caída de Tenochtitlan fue obra de un ejército 99% indígena. El otro 1% era un contingente de hispanos, esclavos africanos e indígenas caribeños encabezados por un hombre, el español Hernán Cortés.

«Lo que los unía era un enemigo común, los de México-Tenochtitlan», dice a BBC Mundo el historiador Miguel Pastrana, un investigador sobre el periodo indígena-colonial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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«Hasta la caída de Tenochtitlan, los indígenas ven a los españoles como un grupo más de tantos. No concibieron la magnitud del cambio que se avecinaba. No son del todo conscientes de las implicaciones de la presencia española», advierte el investigador. Eso ha dejado a pueblos mexicanos de origen indígena, como Tlaxcala, bajo el estigma de «traición».

La Triple Alianza

Para comprender lo que ocurrió, explican los historiadores: los pueblos indígenas de la región eran muchos y cada uno actuaba conforme a sus propios intereses. Había señoríos, los atépetl, cada uno de las cuales tenía su propio gobernante (tlatoani), su pueblo y su territorio.

La más poderosa era la Triple Alianza, conformada por los señoríos de México-Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba, que controlaban a decenas de pueblos de los alrededores, en algún momento más de 50.

Y había pueblos rivales de los mexicas, como la Confederación de Tlaxcallan (donde hoy se ubica el estado de Tlaxcala), con quienes tuvieron guerras y conflictos mucho antes de la llegada de los europeos.

«Hay muchos pueblos que estaban resentidos con los mexicas por la política expansionista y las reformas de Moctezuma», el gobernante de la Triple Alianza.

Los hispanos habían tenido un primer encuentro bélico con Moctezuma en 1519, pero en junio del año siguiente fueron expulsados de la ciudad tras el enfrentamiento de la «Noche Triste».

Entonces vino una recomposición de fuerzas que dio fin al dominio mexica un año después.

Cortés se dio cuenta de que debía regresar con una gran alianza indígena para avanzar sobre un objetivo común: la poderosa Triple Alianza.

Los pueblos aliados de Cortés

La alianza que establecieron los pueblos indígenas con los hispanos fue clave para asediar entre mayo y agosto de 1521 a la ciudad de México-Tenochtitlan, la cual vivía momentos de debilidad.

Además de contar con un número de combatientes a caballo y armamento europeo, la fuerza principal del ejército invasor eran los miles de indígenas -principalmente tlaxcaltecas- para combatir la resistencia mexica.

Pero también había fuerza indígena de muchos otros pueblos: Cempoala, Quiahuiztlan, Texcoco, Chalco, Xochimilco, Azcapotzalco y Mixquic.

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«Era un ejército enorme e imponente, con muchísimos efectivos, sobre todo indígenas. Por cada español habría 10 o 15 indígenas, además de las fuerzas de apoyo», explica Pastrana.

La victoria hispano-indígena fue gradual, con avances y retrocesos jornada tras jornada a partir de mayo de 1521.

Los españoles mandaron construir 13 bergantines, unas embarcaciones que fueron clave para vencer a las canoas que los mexicas usaron exitosamente en el pasado para defender el lago que rodeaba a México-Tenochtitlan.

Estado de sitio

Luego de varios enfrentamientos, se lograron posicionar en tres de las calzadas que contactaban la isla de Tenochtitlan y su ciudad hermana, Tlatelolco, cortando así todo suministro de comida y apoyo militar.

También cortaron el agua potable, haciendo que lentamente cayeran las bajas -calculadas en decenas de miles- y la moral de la ciudad mexica.

Los mexicas tuvieron algunas victorias en las que capturaron españoles a los que les dieron muerte y colocaron sus cabezas en sitios notorios para intimidar a los enemigos, según el relato del cronista Bernardino de Sahagún.

La caída de Cuahtémoc

Cansados del lento avance, y las bajas producto de las pequeñas batallas que ganaban los mexicas, las huestes de Cortés exigieron un ataque final.

Aun dubitativo, el líder del ejército hispano-indígena optó entonces por una ofensiva devastadora y desmoralizante contra el enemigo.

«Para minar la confianza de los mexicas nuevamente, que ahora ya sabían la forma de combatir de los españoles, consideró que debía mostrar una crueldad nunca antes vista», explica el historiador Julio Arriaga en «La Caída de Tlatelolco».

En la calzada de Iztapalapa, según relató el propio Cortés en sus «Cartas de Relación», encontró a mujeres y niños buscando comida.

«Casi sin dudarlo, se lanzó sobre ellos junto con los tlaxcaltecas, matándolos en cantidades que, según él mismo, superaron el número de ochocientos», señala Arriaga.

Primero cayó Tenochtitlan. Después los españoles avanzaron hasta Tlatelolco, el último reducto donde estaba Cuauhtémoc, el último gobernante mexica.

El 13 de agosto de 1521, el tlatoani fue capturado y llevado ante Cortés. «Cuauhtémoc le pide al conquistador que lo mate con su daga, a lo que Cortés se muestra compasivo y lo perdona», señala Arriaga.

¿Una traición indígena?

Los pueblos indígenas que se aliaron a los europeos han cargado con el señalamiento de traición desde que la toma de México-Tenochtitlan se cuenta desde el punto de vista nacionalista mexicano.

Pero los historiadores señalan qué es erróneo pensar que había una causa indígena que fue traicionada.

«Definitivamente no se puede hablar de una traición porque no eran pueblos amigos. No eran grupos que tuvieran una alianza pacífica, una relación de iguales. Tenían una serie de conflictos. No puede hablarse en ningún sentido de traición», sostiene el historiador Pastrana.

De hecho, la alianza originalmente fue una propuesta de los indígenas de Cempoala y Quiahuiztlan, reforzada por los tlaxcaltecas, pero la entendían en distintos términos.

«Para Cortés, los pueblos indígenas se dan por vasallos a la Iglesia católica por intermedio de él. Ellos no saben qué es un rey ni mucho menos qué es ser católico», continúa.

Indígenas perdieron todo

La historia muestra que al apoyar la conquista hispana, los indígenas perdieron todo poder con el establecimiento de la colonia española.

«Los indígenas vieron a un grupo de gente rara que podría ayudarle a sus intereses. Pero no eran conscientes de lo que venía. Nadie podría haberlo estado», sostiene el historiador.

El 13 de agosto de 1521 terminó la era de la Triple Alianza en el poder, pero no ocurrió un cambio de la noche a la mañana.

Pasaron décadas para que se consolidara un nuevo orden de la vida en el territorio de dominio mexica que pasó a ser el de la Nueva España.

A partir de la captura de México-Tenochtitlan, la empresa hispana en América se extendería hacia una enorme expansión por Centro y Sudamérica en las décadas siguientes.

«El 13 de agosto de 1521 fue el primer gran capítulo de la construcción del mundo moderno», considera Pastrana


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