El peor informe de empleos en la historia muestra por qué la economía debe reabrir
Por: The Editorial Board / Cuando escribimos el 19 de marzo sobre «Repensar el cierre del coronavirus«, la reacción en los medios de elite fue horror y denuncia. Bueno, después del horrible informe de empleos del viernes, ¿qué le parece el cierre ahora? Las personas que dijeron que tenemos que sacrificar la economía para aplastar el virus han tenido éxito en el primero, incluso cuando el virus estuviera con nosotros durante muchos meses más.
El desempleo en abril se elevó a 14.7%, la tasa más alta desde que el gobierno comenzó a mantener registros en 1948, mientras que los empleadores eliminaron 20.5 millones de empleos más después de perder 870,000 en marzo. El sangrado en el mercado laboral es aún peor de lo que esos números sugieren, ya que 6.4 millones de trabajadores dejaron la fuerza laboral.
La participación laboral había tenido una tendencia al alza en los últimos dos años, ya que el crecimiento más rápido del empleo atrajo a millones de estadounidenses de bajos ingresos de la banca. Pero la tasa de participación ahora ha caído 3.2 puntos porcentuales a 60.2% desde un pico reciente en febrero, el más bajo desde 1973 antes de que un gran número de mujeres comenzara a trabajar.
Gran parte de los medios continúan tratando la destrucción económica como un espectáculo secundario y presentan una falsa elección entre salvar vidas y empleos. Pero este es el colapso laboral más rápido en la historia moderna. La Gran Depresión condujo a millones de estadounidenses a la pobreza y causó muchos suicidios, y existe un riesgo sustancial de que esto pueda volver a ocurrir.
Las líneas directas de crisis de salud mental informan picos en las llamadas. Según Express Scripts, las recetas contra la ansiedad aumentaron en un tercio entre mediados de febrero y mediados de marzo. Muchos desesperados probablemente recurrirán al alcohol o a los narcóticos. Los ejecutivos de CVS advirtieron esta semana que la atención demorada podría provocar un aumento de los problemas de salud no relacionados con el coronavirus. Incluyen cánceres no diagnosticados y enfermedades no tratadas.
Los hospitales también han tenido que cancelar los procedimientos electivos, que es la forma en que obtienen la mayor parte de su dinero. Stanford Health Care está reduciendo el salario en un 20% para sus 14,000 trabajadores. La Asociación Médica de California informó que los ingresos en consultorios privados han disminuido en dos tercios desde el 1 de marzo, y la mitad ha despedido al personal.
El Congreso ha asignado $ 175 mil millones para apuntalar hospitales, pero esto no ayudará mucho a los médicos pequeños. Muchos proveedores de atención médica advierten que pueden no sobrevivir si sus pacientes con seguro privado pierden sus empleos y se inscriben en Medicaid, que no cubre sus costos.
Las empresas también se están hundiendo. Esta semana J.Crew y Neiman Marcus se declararon en quiebra, y muchos más lo seguirán. Algunas compañías sobre apalancadas pueden haber fallado de todos modos, pero muchas pequeñas empresas que estaban saludables antes del coma inducido por el gobierno están cerrando permanentemente. Considere la Taberna de Griswold en Newport, Rhode Island, o un icónico bistró italiano Biba en Sacramento, que había existido desde la década de 1980.
ADP informó esta semana que las pequeñas empresas arrojaron 11 millones de empleos en abril. Según el informe laborista, se han eliminado 8,2 millones de empleos de ocio y hotelería, aproximadamente la mitad de la industria, en dos meses. Muchos demócratas parecen pensar que esto no es gran cosa ya que muchos trabajadores despedidos podrán cobrar beneficios de desempleo mejorados que pagan más que sus salarios. Pero, ¿qué pasa en unos meses si sus empleadores ya no existen?
La multitud que exige que la economía permanezca cerrada hasta que haya una vacuna, una terapia milagrosa o pruebas diarias de todos en el país parece pensar que el gobierno puede reemplazar a la economía privada. Eso es una fantasía, y están traicionando a los trabajadores de muy bajos y medianos ingresos que dicen representar. Los salarios promedio en abril aumentaron bruscamente porque muchos trabajadores de bajos ingresos fueron despedidos.
Si bien culpan al presidente Trump por el dolor económico, los líderes demócratas quieren mantener la economía sedada por más tiempo para aliviar la presión sobre el sistema de atención médica. El gobernador de California Gavin Newsom relajó esta semana su orden estatal de quedarse en casa, pero la mayoría de los condados del Área de la Bahía han extendido sus bloqueos hasta el 31 de mayo, a pesar de que tienen relativamente pocas muertes y miles de camas de hospital sin usar.
Incluso en la ciudad de Nueva York, el 26% de las camas de hospital y el 21% de las unidades de cuidados intensivos ahora son gratuitas. Después de un encierro de siete semanas, miles de neoyorquinos aún dan positivo y cientos son hospitalizados cada día. “El gobierno ha hecho todo lo posible. La sociedad ha hecho todo lo posible «, dijo el gobernador Andrew Cuomo.
Tiene razón, pero ¿por qué no volver a abrir? Los estadounidenses necesitan trabajar para ganarse la vida, y quieren trabajar. Pero cuanto más duran los cierres, más licencias se convierten en desempleo duradero. Muchos estadounidenses que dejaron la fuerza laboral durante la recesión de 2008-2009 tardaron años en regresar, y algunos nunca lo hicieron. ¿Quién sabe cuántos no esta vez?
Es importante destacar que los bloqueos estrictos fueron una elección de política gubernamental. Pero el daño ya está hecho y nuestro enfoque no está en las recriminaciones. El problema es qué hacer ahora, y el público es lo suficientemente sabio como para saber que la salud pública no puede sostenerse sin una economía saludable. Los estadounidenses pueden ver la destrucción a su alrededor. Saben que el virus estará con nosotros durante mucho tiempo a menos que haya una vacuna, por lo que tenemos que aprender a vivir con él y tener una economía que funcione.
Ningún político quiere admitirlo, pero nos estamos moviendo hacia una política de facto que les da a las personas y a las empresas el margen de maniobra para abrir y hacer sus propios cálculos de riesgo. La mayoría de los estadounidenses son lo suficientemente inteligentes como para saber que necesitan tomar precauciones y distancia social, y las empresas no tienen incentivos para poner en peligro a sus empleados. Los empacadores de carne están aprendiendo esa lección de la manera difícil.
La compensación no es entre vidas y medios de vida. El objetivo de la política debe ser proteger a ambos tanto como sea posible. Implementar más equipos de protección personal, aumentar en gran medida las pruebas, aumentar la capacidad de sobretensión para manejar brotes y aíslar a los más vulnerables de la sociedad para evitar que los hospitales se vean abrumados. Pero, por el amor de Dios, reabrir la economía para que no condenar a millones a años de pobreza.
