Juan Sotomayor
La falta de seguridad, los conflictos sociales, los desastres naturales y climáticos, los escándalos y discusiones entre políticos no son los únicos males que debemos soportar los peruanos en estos días. Hay muchos otros problemas que se presentan a diario y algo debemos hacer para afrontarlos y eliminarlos de nuestra vida cotidiana.
Uno de ellos es la discriminación en sus diversas manifestaciones. La proliferación de videos en redes sociales, en los que se aprecia a personas que se creen muy superiores por el hecho de tener algún título o ser relativamente conocidas, agrediendo verbal y físicamente a otras por su oficio, por sus rasgos étnicos, por su condición socio económica o por su orientación sexual; son una muestra evidente que la discriminación, cual mala hierba que crece en todos lados y se resiste a ser eliminada, se encuentra muy enraizada en nuestra sociedad.
Es cierto que hoy tenemos más conciencia de este problema y vamos descubriendo que en la heterogeneidad está nuestra principal riqueza. Las expresiones de rechazo a la discriminación cada vez son mayores, pero todavía insuficientes. Debemos tener presente que hasta los conflictos sociales que hoy acaparan las primeras planas noticiosas, tienen como telón de fondo la sensación de muchos pobladores del interior del país, de ser marginados y discriminados por el “Perú oficial”, ése que precisamente debería brindarles los medios para reducir las brechas de desigualdad que hasta hoy subsisten.
El machismo, la violencia de género y la discriminación sexual son otras variantes de discriminación que también se encuentran con muchísima frecuencia en nuestra sociedad. Todavía nos sorprende ver a mujeres cumpliendo labores “de hombres”, es usual que las mujeres reciban menor remuneración que los varones pese a cumplir iguales labores y, lo más grave de todo, el número de feminicidios sigue en aumento.
No cabe duda que urge implementar políticas de Estado en las que se aborde este problema de manera frontal, fomentando patrones de conducta orientados al pleno respeto de los seres humanos y estableciendo sanciones ejemplarizadoras para quienes incurren en actos discriminatorios. La reprobación social es importante, pero no suficiente. Es un tema que nos concierne a todos y no debemos eludirlo ni ser indiferentes.