Por: JORGE B. HUGO ÁLVAREZ
La Economía Social de Mercado constituye una salida razonable para salir de la crisis. Pues, las experiencias internacionales de países que optaron por esta vía ofrecen experiencias concretas que pueden resultarnos de gran utilidad para la estabilidad, crecimiento económico y desarrollo social de nuestra Nación.
La economía social de mercado es un modelo capaz de darnos solución para superar la actual crisis, en la medida que se origina como respuesta a toda una serie de crisis. Perú nunca desarrolló una economía social de mercado. Lo que tenemos es una economía mercantilista a ultranza cuyos resultados están a la vista.
Pues, ni el mercado a ultranza, ni el Estado son realidades absolutas (Hegel). No hay nada más perverso y opuesto a nuestras libertades hacer una deidad del Estado y del Mercado a ultranza. Eso no funciona en justicia, frente a los exorbitantes niveles de desempleo, pobreza y desarrollo social. Alemania y los países Nórdicos (Suecia, Suiza, Noruega, Islandia, etc.) optaron por un modelo ético-económico de economía social de mercado que les deparó mayores niveles de libertad, bienestar y justicia social.
El modelo de economía Social de Mercado en Alemania, generó las condiciones para la pacificación interior de una sociedad que, en tiempos de la República de Weimar, hallábase profundamente dividida, fomentada por los enemigos de la democracia que no dejaban gobernar.
Entonces, Alemania no encontró mejor forma para superar el caos y las tensiones que existían en su seno, que una huida ciega hacia la dictadura nacionalsocialista. Entonces, los intentos de golpe de Estado de 1920 y 1923 demostraron que un sistema de justicia nacional altamente politizada es perverso para nuestras libertades.
Cualquier parecido con nuestra realidad puede resultar incómodo nuestros ultras, pero sirva esta historia como una lección, para que estos hechos trágicos no se repitan en otros lares. Una economía de mercado a ultranza, no funciona.
Sólo dentro de un Estado Constitucional de respeto a los derechos humanos y en una economía social de mercado, cobra real dimensión nuestras libertades individuales y sociales.
Pues, el Estado no es una deidad para el mercado, tampoco el mercado una deidad para el Estado. El Estado como sostuvo Hegel debe conciliar el interés privado y el interés general. No puede mantenerse indiferente frente a las pugnas y antagonismos que se producen en la sociedad civil.
Si el Estado y el mercado se convierten en entes absolutos, peligran nuestras libertades individuales y/sociales.
Frente a la catástrofe moral de nuestra Nación el Estado debe armonizar el interés y el derecho del individuo con los intereses generales. No puede haber una doble moral de productores y consumidores.
Una Nación se precipita desde lo más alto de su grandeza cuando los productores reducen a los ciudadanos a simples consumidores. Entonces, la obra emancipadora del ciudadano tendrá lugar cuando sienta que una economía social de mercado les resulta útiles para el desarrollo armónico de sus necesidades vitales y sus libertades.
(*) Abogado penalista y analista político.