Por: Jorge B. Hugo Álvarez / La idea racional de nuevos liderazgos cobra relevancia política en tiempos de Coronavirus, porque casi toda la clase política nacional está profundamente desprestigiada. El Perú requiere de estadistas en el Gobierno y de grandes líderes en el Parlamento Nacional con visión y misión de país.
En un contexto internacional tan complicado y frente al desplome de nuestra economía, requerimos de grandes liderazgos con sensibilidad social y amor por el Perú para liderar la ardua tarea de la reconstrucción nacional. Son algunas de las ideas esenciales desarrolladas con maestría por una talentosa y emprendedora joven peruana: Katia Santamaría.
“Volver gradualmente a la nueva normalidad dentro de la anormalidad es una cuestión vital de supervivencia para todos los peruanos. En esta tarea de reconstrucción nacional es propicia la oportunidad para sentar las bases para la revolución industrial manufacturera y tecnológica, vía diversificación productiva”.
“De esa manera en pocos años convertiremos a nuestra Nación, en un País próspero, moderno, con justicia social, servicios eficientes en salud, seguridad y educación. Es decir, un Perú de propietarios, atractivo para las inversiones, de emprendedores, de capitanes de la industria nacional y con un mercado interno fuerte con gran capacidad adquisitiva de bienes y servicio. Entonces, para tales propósitos urge nuevos liderazgos con visión y misión de País” (Katia Santa María).
La idea de nuevos liderazgos tiene mucho de racionalidad y realidad en tales propósitos si queremos convertirnos en una potencia regional. Países más pobres que Perú(en su momento) como Corea del Sur, Vietnam, Singapur, Japón, etc., sin recursos naturales y más pequeños territorialmente, en poco menos de 20 años, les resultaron suficientes para convertirse en potencias económicas, tecnológicas y financieras.
Téngase en consideración que, el modelo peruano fue desnudado en su fragilidad por la pandemia: informalidad cuasi total, pobreza, monopolios y oligopolios, mercado interno débil, hipos de crecimiento relativamente alto pero pequeño, corrupción sistematizada, deficientes servicios etc. Es decir, desnudó la fragilidad de nuestro aparato productivo.
El ideal de la industrialización, vía diversificación productiva, es un imperativo material de la hora presente. No de otra manera se puede asegurar el futuro de las nuevas generaciones de peruanos. Pero no hay revolución industrial sin planificación y el concurso real delos actores productivos del país, la Universidades, los Centros de Investigación e innovación y, desde luego, el Estado para afianzar una alianza más perfecta, en beneficio y bienestar del pueblo peruano.
El Perú no tiene otro camino que seguir el ejemplo de Corea del Sur, que en su momento y sin recursos naturales lograron constituirse en un país industrializado manufacturero y tecnológico, diversificando su producción. Hoy una potencia tecnológica e industrial. La lección está aprendida y no hay tiempo que perder. Este proceso puede durar de 20 a 30 años pero, por algo tenemos que empezar a corto, mediano y largo plazo, porque done hay industria masiva, diversificada y de alto contenido tecnológicos se genera prosperidad para todos. Los países que se industrializan crecen más rápido.
(*) Abogado y analista político.