Ir tras esos sueños y trabajar para hacerlos realidad
Al inicio de cada año o al comenzar una nueva etapa, es fundamental plantearse metas. Estos objetivos específicos nos brindan dirección y motivación, funcionando como puntos de referencia que guían nuestras acciones y esfuerzos hacia un propósito, ya sea personal, académico, laboral o de vida. Además, alcanzar nuestras metas nos brinda un sentido de satisfacción y crecimiento.
El Mg. Omar Cubas, psicoterapeuta humanista y master coach con PNL (Programación Neurolingüística), destacó en el programa Cayetanamente, transmitido por Cayetano+ y conducido por la doctora Dany Araujo, que una meta “nos ayuda a salir del lugar donde estamos, quizás nos impulsa a tener ilusión en un futuro mejor y en estas metas vamos construyendo un futuro lleno de esperanza, de gratitud y de mucho merecimiento”.
El impacto de las metas en el desarrollo personal
Según el especialista, establecer metas permite descubrir y desarrollar nuestras habilidades al máximo. Al identificar objetivos concretos, podemos enfocar nuestras capacidades en aquello que realmente importa y potenciar nuestro crecimiento.
Además, las metas contribuyen “a vivir el presente de un modo mucho más consciente. Las metas nos ayudan a preguntarnos qué puedo hacer el día de hoy para estar mucho más cerca de mi meta, entonces la respuesta a esa pregunta nos va a ayudar a empezar a gestionar nuestras acciones a la luz de todas nuestras intenciones que tengamos para alcanzar nuestros objetivos”, explicó el Mag Cubas, quien también es jefe de la Unidad de Tutoría Académica y Consejería en la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
Metas y salud mental: una conexión clave.
La meta es el pretexto para vivir valores mucho más profundos porque al alcanzar el objetivo, se “descubre qué es lo que tengo, qué quiero vivir. Entonces cuando tengo claro eso no esperaré un mes, un año o más para vivir todo ello. Puedo empezar ya a gestionar pensamientos y decir cómo puedo hacer para empezar a vivir ese valor hoy día”, señaló Cubas.
No obstante, centrase únicamente en el resultado final puede generar frustración, especialmente cuando los avances no son inmediatos o no cumplen nuestras expectativas. Por ello, es importante recordar que “el camino hacia la meta es igual o incluso más importante que el objetivo en sí. Este proceso nos enseña lecciones valiosas y nos impulsa a crecer”.
Cada paso que damos nos transforma, no solo como profesionales o estudiantes, sino también como personas. Incluso los avances más pequeños nos acercan más a nuestro propósito y nos preparan para enfrentar nuevos desafíos.
Barreras en el camino hacia las metas
Al perseguir nuestras, es común encontrar obstáculos, los cuales pueden ser internos, derivados de nuestros propios pensamientos y emociones, o externos, relacionados con el entorno y las circunstancias.
“Las barreras más frecuentes o más poderosas vienen desde nuestra infancia, desde nuestra cultura, a nosotros no se nos permite estar felices porque si uno está feliz y uno ríe a carcajadas … no, porque algo malo puede pasar, toca madera … son creencias. Entonces vamos partiendo del hecho de que no podemos disfrutar de la vida, de que siempre tenemos que ser excelentes en todo y hacerlo bien, y no nos damos cuenta que hemos venido a este mundo para aprender y ese aprendizaje no tiene que salir perfecto. Cada vez que me equivoco hay un aprendizaje nuevo, y aprender es preguntarme qué puedo hacer la próxima vez para no cometer el mismo error”, subrayó.
El miedo, por ejemplo, es un mecanismo natural del cerebro diseñado para protegernos. Sin embargo, cuando se interpreta como un límite en lugar de una oportunidad, puede convertirse en un freno innecesario. Asimismo, la zona de confort, aunque parezca segura, puede impedir el crecimiento y las posibilidades que existen más allá de lo conocido.
El miedo a la incertidumbre, en realidad, indica que estamos explorando nuevos territorios y abriendo puertas impensadas. La clave está en cambiar la percepción del miedo: en lugar de verlo como un enemigo, reconocerlo como un maestro que nos reta a crecer. A través de pequeños pasos y confianza, podemos demostrarle a nuestra mente que muchas de esas amenazas que percibimos son solo ilusiones.
Finalmente, en el camino hacia nuestras metas, es crucial recordar la importancia de la reflexión. “Detenernos y evaluar si realmente estamos construyendo la vida que deseamos. Esa pausa no es tiempo perdido, sino una inversión poderosa para alinear nuestras acciones con nuestros sueños”.