La importancia de ser Odebrecht

por | Ene 23, 2019 | Opinión

Martín Belaunde Moreyra

Escribo este artículo inspirado en una comedia teatral de Oscar Wilde y estrenada en Londres en 1895 con el nombre de “La importancia de ser Ernesto”. ¿Por qué me presté ese título y qué relación tiene con el tema? Aparentemente ninguna. Pero si examinamos un poco más la materia, Oscar Wilde creó un personaje cuyo nombre en inglés jugaba risiblemente con una calidad de honestidad que lo hizo superar todas las pruebas sociales.

Por contra en nuestro tiempo, el nombre de Odebrecht hoy corresponde a una empresa detestada por la sociedad, objeto de manifestaciones callejeras, investigada por el Ministerio Público y próxima a ser objeto de duros procesos penales. En pocas palabras Odebrecht se ha convertido en un impresentable, solo comparable con la leyenda del Rey Midas, pero a diferencia de éste que convertía en oro todo lo que tocaba, Odebrecht transforma en corruptas a todas las personas que roza.

Entonces me formulo la siguiente pregunta, ¿Odebrecht es la encarnación jurídica del delito por el solo hecho de ser? ¿Acaso es una suerte de zombie diabólico de cualquier relación jurídica, económica, social o de todos los delitos imaginables de los que fuere culpable? No creo exagerar en lo que digo, cuando la semana pasada el Congreso ha creado una comisión especial para investigar las actividades realizadas por una subsidiaria de Odebrecht, denominada Conirsa, que ejecutó total o parcialmente la Interoceánica del Sur, para cuyo efecto se consorció con otras empresas también culpables. Como si esto fuera poco, también alquiló maquinaria de una empresa de propiedad del entonces empresario Martín Vizcarra Cornejo, hoy Presidente de la República. Esta comisión deberá determinar el monto del movimiento económico de Conirsa para establecer las sumas pagadas a sus proveedores hace más de diez años. Evidentemente con miras a esclarecer si se trataron de relaciones lícitas o si escondían alguna figura delictiva. En ese supuesto caso la situación y la imagen de Vizcarra sufrirían.

Es indiscutible que Odebrecht ha sido una empresa corrupta en el Brasil y en los países de Latinoamérica dónde actuó. También puede decirse que estos métodos inmorales fueran moneda corriente en el Brasil hasta el descubrimiento del Lava Jato alrededor del año 2014, que trajo el terremoto que indirectamente originó la prisión de Lula, caída de Dilma Rouseff, el gobierno transitorio de de Temer y la elección de Bolsonaro. Odebrecht representa ese fenómeno. Dicha empresa era y es una persona jurídica, controlada por la familia que le dio su nombre. Las empresas organizadas como sociedades anónimas todavía no son sujetos de derecho penal, aunque deben pagar cuantiosas reparaciones civiles por los sobornos efectuados y los sobrecostos cobrados.

Estamos a la espera de la declaración de los ejecutivos de Odebrecht con respecto a los sobornos que efectuaron en el Perú, su monto y forma de pago y los individuos que fueron sus destinatarios finales. ¿Esto significa que todas las personas que tuvieron relaciones económicas con Odebrecht son culpables? No salvo que hubieren contribuido a las coimas.  Debemos tener muy claro este factor, porque si se pretende paralizar a raja tabla las actividades directa o indirectamente vinculadas a Odebrecht, la economía peruana terminará sufriendo y quizás mucho más de lo que algunas personas se imaginan.


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