Por Phillip Butters
Hace unos días se especulaba con la posibilidad de una solución violenta para sacar a Nicolás Maduro y sus huestes del poder, allá en nuestra querida y sufrida Venezuela. Pero lo que parecía una locura, desde el punto de vista del magnicidio o un levantamiento de masas, parece que se va volviendo realidad. Prácticamente durante toda semana hay marchas, además Juan Guaidó se ha empoderado fuera de su propio país, con el reconocimiento de los Estados Unidos, Canadá, Perú, Chile, sumada a la Comunidad Económica Europea y con probables sanciones económicas, como el congelamiento de fondos que ha realizado Donald Trump en Estados Unidos.
El día de ayer Guaidó instó al gobierno uruguayo a no dejarse sorprender por Maduro, quien trata de movilizar 1200 millones de dólares de cuentas de Venezuela a ese paraíso fiscal que hoy por hoy es Montevideo.
Tenemos que tener presente la ayuda humanitaria que estaría por llegar de los Estados Unidos vía la frontera con Colombia, junto a la que da Iván Duque. Lo mismo pasa con la frontera con Brasil con ayuda humanitaria del propio Jair Bolsonaro, que como sabemos es un anticomunista absolutamente declarado, y para mayor señal, Brasil es la sexta potencia económica del mundo. A esto hay que sumarle la ayuda humanitaria que se está empezando hablar enviaría la Comunidad Económica Europea.
Todas estas ayudas humanitarias, por convenios internacionales, no puede ser rechazadas, ni bloqueadas por el gobierno de Caracas. Es más, si uno es mal pensado o bien pensado, tómelo como quiera, se está preparando un campo psicosocial para que la gente diga Maduro no es el único que nos puede ayudar o dar alimentos. Porque la ayuda internacional para que se entienda es agua, víveres, pertrechos, medicinas, pañales, papel higiénico todo lo que hoy por hoy no existen en los supermercados en Venezuela. Sean comunistas o no, los venezolanos están dándose cuenta de que puede tener una vida mejor sin Maduro y eso evidentemente causa un efecto sicosocial importante.
Ahora bien, las reuniones que han tenido los emisarios de Guaidó en Washington no es poca cosa. Ya John Bolton, consejero de Seguridad Nacional de EE.UU. ha dicho que el futuro de Maduro se encontraría más cerca de Guantánamo que cualquier otro lugar del mundo, eso sin duda es una velada amenaza con capturarlo, si no es para matarlo. Para que Maduro termine en Guantánamo tiene que haber una invasión. Estamos hablando de que pertrechos colombianos y americanos se estarían poniendo alertas en la frontera entre Colombia y Venezuela. Recordemos que en algún momento hubo instantes de tensión entre los regímenes de Maduro y el de Santos.
El hecho indubitable es que si las fuerzas norteamericanos tomasen la iniciativa, se podría hablar de una solución violenta, no como Panamá, que fue una situación bélica bastante sencilla. Pero me queda claro que Estados Unidos puede tener operaciones quirúrgicas como cuando capturaron a Osama Bin Laden con la consigna vivo o muerto allá en Islamabad. Evidentemente ellos caerían no solo sobre Maduro, sino también sobre toda su cúpula. Podría haber ataques quirúrgicos teledirigidos en la noche. Toda la tecnología para los asaltos norteamericanos las tienen los llamados Seals, que son comandos que pueden llegar por aire, mar o tierra y que son el orgullo de los americanos.
Comenzar hablar cuando hay una confluencia de todos los hechos descritos y una probable intromisión bélica por parte de los Estados Unidos, solo se puede frenar por un probable apoyo ruso para con los venezolanos. Evidentemente esto pasa por una negociación entre los Estados Unidos de Norteamérica vía Donald Trump y Rusia a través de Vladimir Putin. Rusia ha tenido mayores oportunidades para enfrentarse a los Estados Unidos por Jordania, Irak o por el tema de Turquía y no lo ha realizado, entonces de llegar la sangre al río, dudo mucho que Trump inicie una tercera guerra mundial acá en Sudamérica.
El hecho es que cada vez se le cierra más el círculo a Maduro, cada vez payasea más, se dice que pidió una reunión con Trump y éste se la negó. Evidentemente la situación está muy difícil en Venezuela. Acá en Lima los miles de venezolanos que frecuentan con nosotros a diario y piden una solución y empiezan a desesperarse. Desde muy lejos es muy fácil decir que vayan y que maten a Maduro, el problema sería la gran cantidad de inocentes que podrían perecer en el intento.
Vargas Llosa – que en buena hora no se manifiesta por el Perú, porque autoridad moral para hablar de nosotros no tiene – ha dicho, entre líneas, que probablemente haya vidas humanas que sacrificar como consecuencia de la liberación. Por lo pronto el Papa Francisco no ha dicho esta boca es mía, por el contrario está siendo acusado de ser timorato con el régimen de Caracas. Sería bueno que Su Santidad, como jefe del estado Vaticano, tenga una posición política frente a todas las violaciones de derechos humanos que están sufriendo la feligresía venezolana y termine de cerrar el círculo para con un dictador que en un momento ha bendecido, como bendijo en su momento a Castro o a su hermano o hasta el mismo Hugo Chávez, sería bueno que Francisco que tanto habla de lo humano, también hable de lo divino que son las almas de los venezolanos que sufren.
